Barcelona
Bakker: «Me gustan los libros que pueda leer gente de 10 a 80 años»
El escritor holandés Gerbrand Bakker señaló ayer en Barcelona, donde presentó «Los perales tienen la flor blanca», que le gustan los libros que pueden ser leídos por personas de entre 10 y 80 años, porque «contienen historias comprensibles, que tienen posibilidad de atraer a mucha gente».
Ganador de varios premios en su trayectoria como el Impac 2010, el Llibreter o el Independent Foreign Fiction Prize 2013, el neerlandés explicó ayer, en el marco de la Semana del Libro en Catalán, que esta novela es la primera que escribió, hace 15 años, y es ahora cuando llega traducida al castellano y al catalán de la mano de Rayo Verde/Raig Verd, después de la buena acogida de otras dos obras suyas como «Todo está tranquilo arriba» y «Diez ocas blancas», traducidas a una veintena de idiomas.
La primera versión de esta novela de Bakker, que también ejerce de jardinero e instructor de patinaje sobre hielo, estaba muy pensada para un público de jóvenes lectores, pero, luego, la reescribió para que fuera legible para todos los públicos. En este punto, aseveró que cuando escribe para niños y jóvenes es «como si lo hiciera de rodillas, contando las cosas de forma muy clara, mientras que para el público adulto hay cosas que no hace falta explicar».
En «Los perales tienen la flor blanca» los protagonistas son tres hermanos, a los que les cambia la vida el día en el que uno de ellos pierde la vista tras sufrir un accidente en el coche familiar. Las relaciones que se establecen entre ellos, con su padre, los juegos que practican, o cuestiones como el suicidio aparecen en esta historia conmovedora y melancólica, bien recibida por crítica y público.
No fue el caso de la única de sus obras que no ha llegado todavía a España, «June», «que sólo obtuvo buenas críticas fuera de Holanda, donde se vieron los méritos del libro y no se habló sobre cómo es su autor, alguien que entre sus amigos no cuenta con ningún crítico en su país», según confesó el autor.
Preguntado sobre sus nuevos proyectos, Bakker avanzó que está inmerso en la escritura de una suerte de diario personal, nada que ver con la novela, en el que aparecerán sus recuerdos familiares, de los que no son ajenos sus padres, sus hermanos, o de la granja en la que creció en el campo holandés.
Por otra parte, no descartó que si vuelve en el futuro a la narrativa se dedique al thriller, un tipo de género «que se vende muy bien, tanto como los panecillos».
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