Cataluña

Cercanías se sume en otra jornada aciaga

El enésimo robo de cable de cobre provoca incidencias y numerosos retrasos en tres líneas. La avería se produjo entre Cerdanyola y Mollet con afectación a 200 trenes y 60.000 personas. Adif reconoce que tardará días en solucionarlo

Operarios trabajando en la avería
Operarios trabajando en la averíalarazon

De un tiempo a esta parte, el robo de cobre se ha convertido en una triste realidad de las infraestructuras ferroviarias catalanas. Huelga decir que Cataluña acumula la mitad de los robos de este material perpetrados en España. Si el servicio de Cercanías ya languidecía ante la falta de inversión, sólo faltaba que se sumasen los vándalos a la fiesta. Ayer fue, precisamente, uno de esos días y uno de los más complicados que se recuerdan. Los ladrones se llevaron 60 metros de cable de cobre entre las estaciones de Mollet-Sant Fost y La Llagosta sumiendo al servicio en el caos. El robo causó importantes daños en el sistema de control del tráfico ferroviario, además del sistema informático y eléctrico. Se vieron afectadas las líneas R2, R2 Norte, R8 y R11 de Cercanías, sobre todo, los trenes que viajaban en dirección a Barcelona. La magnitud del incidente fue de tal gravedad que desde Adif afirmaron que la incidencia en Cercanías puede prolongarse varios días.

En cualquier caso, Renfe calcula que el robo afectó a 60.000 usuarios y 200 trenes, un 15 por ciento del tráfico de la red de Cercanías. La prioridad de Renfe es restablecer el trayecto entre Granollers y Barcelona y la conexión con el aeropuerto de El Prat. No es de extrañar, pues, que los retrasos fueran la tónica general de la jornada. La circulación de varias líneas en los alrededores de Granollers está todavía interrumpida y los diferentes trenes acumularon retrasos de, como mínimo, media hora. El secretario de Estado de Infraestructuras, Julio Gómez-Pomar, anunció que las tres líneas afectadas por el robo de cobre funcionarán hoy, pero con la mitad de frecuencias, por lo que el servicio se reforzará con autobuses. Además, Renfe destinará 50 personas en las estaciones afectadas para ayudar en el servicio de atención al cliente.

Así las cosas, hacia las cinco de la madrugada, los ladrones se llevaron 60 metros de cable de cobre y cortaron, para ello, un cable de 3.000 voltios de tensión en Mollet del Vallès, que se desplomó sobre otros cables y dispositivos informáticos. La consecuencia fue una sobrecarga en las instalaciones que dieron origen a tres incendios en distintos lugares de la infraestructura ferroviaria. El fuego afectó a un edificio técnico de Adif y calcinó los sistemas eléctricos, electrónicos e informáticos, entre ellos, ordenadores.

Los daños incidieron, por ejemplo, en la señalización de vías, el control de entradas y salidas de las estaciones o cambios de agujas.

Lo cierto es que todavía no se sabe cuándo se podrá restablecer el tráfico ferroviario, pero la portavoz de Adif, Mar Ruiz, advirtió que va para largo porque los daños son muy importantes. «Creemos que se tardará días a normalizar la circulación. Los efectos han sido demoledores», señaló. Precisamente, el director de Cercanías, Félix Martín, admitió que trabajan con Adif para ver cómo se actúa en los próximos días. Para colmo, la incidencia también afecta a todos los trenes de mercancías hacia Francia procedentes del Puerto de Barcelona.

Una realidad recurrente

La mitad de robos de cable de cobre que se han perpetrado este año en España se han registrado en Cataluña. De enero a octubre, Adif ha presentado más de 350 denuncias por actos vandálicos en la red ferroviaria catalana, sobre todo por el robo de este material. El cable de cobre es un producto muy atractivo para los ladrones por su elevado precio. La tonelada de este material se vende por sobre los 3.500 euros y puede llegar hasta los 4.200. La directora del gremio de recuperación, Victoria Ferrer, explicó, en declaraciones a Catalunya Radio, que en el mercado negro se «blanquea» el material robado con unos sistemas que hacen imposible determinar su procedencia. «Cuando alguien va a robar cobre es fácil que lo acabe llevando a algún garaje de ilegales, por decirlo de alguna manera. Este garaje, cuando tiene un cierto volumen de cobre, puede someterlo a varios procesos, como triturarlo o pelarlo, y entonces lo vende a alguna persona que sea legal». Aún así, los recuperadores ya están en alerta para evitar comprarlo. Según Ferrer, lo cables de Renfe son mucho más gruesos y difícilmente sirven para particulares. Esto ha permitido, a veces, identificar el cable robado.