Crisis del PSOE
El PSC se resiste a entrar en la gestora si no sigue en la dirección del PSOE
Máxima tensión ante la reunión de Iceta y Fernández: «No podemos dar un paso atrás»
Máxima tensión ante la reunión de Iceta y Fernández: «No podemos dar un paso atrás»
El ambiente de tensión se masca en la reunión que mantendrán Miquel Iceta y Javier Fernández en la sede de Ferraz para analizar las –malas– relaciones entre el PSC y el PSOE. Si hace unos días parecía que las aguas volvían a su cauce, las últimas informaciones que surgen de la gestora y del «gran guionista» –como califican en el PSC al ex secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba– vuelven a agitarlas sobremanera. En el PSC todavía se acuerdan de cuando el ex líder socialista intentó refundar la Federación Catalana del PSOE en el año 2003.
En el PSC mantienen la prudencia porque «estamos en una especie de Dragon Khan. Hace unos días parecía que bajaba el suflé, pero las últimas informaciones no son nada halagüeñas», afirma un dirigente socialista catalán. En esta misma línea se manifiesta Miquel Iceta, el primer secretario de los socialistas catalanes, cuando afirma «acudiré a escuchar. Con mentalidad abierta. No tenemos ningún inconveniente y sí toda la disposición» para normalizar las relaciones.
El pasado fin de semana, Iceta recibió una llamada del presidente de la gestora socialista. Javier Fernández le instó a que, como anunció Iceta, una vez finalizado el congreso del PSC, los socialistas se incorporaran inmediatamente a la gestora. Parecía que con esta llamada se allanaba el terreno, pero no ha sido así. Desde Cataluña se sospecha de qué, alguien está interesado en poner la situación complicada. «No entraremos en la gestora hasta que tengamos un dibujo claro de la situación», apuntan fuentes del entorno de Iceta.
En el PSC se considera que entrar en la gestora para luego ser expulsados de la dirección del grupo parlamentario –Meritxell Batet es portavoz adjunta– o de los órganos de dirección del PSOE –comité federal, ejecutiva– y apartados de la elección del nuevo líder en el congreso que se debe celebrar –según Ramón Jáuregui, antes del verano, aconsejan no dar el paso y no entrar en la gestora. «Sería un error y dar un paso atrás. Si se entra en la gestora no podemos ser apartados de la dirección del PSOE», consideran en la sede barcelonesa del PSC, la calle Nicaragua.
Javier Fernández, cuando habló con Miquel Iceta, pensaba que le iban a proponer a Núria Marín, actual adjunta al primer secretario y alcaldesa de Hospitalet de Llobregat, una de las principales ciudades, por número de habitantes, gobernada por los socialistas en España. Sin embargo, no fue así. Iceta le planteó otro nombre que fue inmediatamente aceptado por Fernández: Teresa Cunillera, ex diputada socialista en el Congreso durante años que mantiene una buena relación con Fernández a pesar de que «era la que me multaba cuando no iba por el congreso», cuentan conocedores de la conversación entre los dos líderes socialistas.
En el socialismo catalán se tiene la certeza que en la gestora conviven dos sensibilidades. Los que quieren mano dura y los que piensan en encontrar puntos de acuerdo con el PSC. «Sino, no se entiende como hace una semana nos reclamaban entrar en la gestora y ahora filtran a los medios de comunicación que quieren echarnos con cajas destempladas», apuntan dirigentes socialistas catalanes. Por el contrario, desde Madrid los contrarios a este entendimiento añaden leña al fuego al afirman que «el PSC ha ido demasiado lejos en las resoluciones aprobadas en su congreso». Según los catalanes el «gran guionista» es el que apunta a que el PSC defiende una reforma federal pero apuesta por considerar a Cataluña como una nación –siempre ha sido así en el PSC– como hicieron Felipe González y Carme Chacón en un artículo publicado en «El País», meses antes del congreso de Sevilla que perdió la catalana frente Alfredo Pérez Rubalcaba. También los sectores más contrarios a un posible acuerdo –andaluces o castellano manchegos– apuntan que el PSC «ha rebasado los límites de la Declaración de Granada» y miran con desconfianza el acercamiento a otras fuerzas de izquierda catalanas.
En el PSC están «dispuestos a hablar de todo, pero sin amenazas». No descartan analizar «con la cabeza fría» el protocolo de relaciones, pero no aceptan la acusación que viene desde Ferraz. «Son ellos los que han roto con nosotros». Consideran que este protocolo debe ser abordado porque las situaciones son cambiantes y plantean la «vía alemana», la que define el modelo de relaciones entre la CDU y su socia bávara, la CSU, como punto de partida para armar un «nuevo proyecto fraternal con el PSOE».
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