Cataluña
La ANC plantea la secesión unilateral sin referéndum
La hoja de ruta de la Asamblea Nacional Catalana propone una ruptura desde el Parlament sin pasar por las urnas en el caso de que las instituciones españolas veten la autodeterminación
La hoja de ruta de la Asamblea Nacional Catalana propone una ruptura desde el Parlament sin pasar por las urnas en el caso de que las instituciones españolas veten la autodeterminación.
La Asamblea Nacional Catalana (ANC) ha comenzado a diseñar su estrategia de cara a este año 2017, llamado a ser decisivo dentro de la estrategia soberanista. Ante la presumible imposibilidad de convocar una consulta de autodeterminación, la dirección de la ANC propone, en un borrador de su hoja de ruta, «reservarse la posibilidad de una declaración de independencia».
La Asamblea, en todo caso, también fija su posición respecto a la convocatoria del referéndum. Propone, en primer lugar, que la pregunta sea de tipo «binaria y clara». «¿Quiere que Cataluna se convierta en un Estado independiente», sería el enunciado de su gusto. En segundo lugar, evita fijar unos mínimos. A su entender, no sería necesaria ni establecer una mayoría cualificada de «síes», sino que bastaría la mitad más uno. Tampoco ven oportuno que haya un mínimo de participación para dar por buena la consulta, contraviniendo así las recomendaciones que se recogen en el «código de buenas prácticas sobre referendos» adoptado por el Consejo de Europa. Dicho en otras palabras, un resultado como el del 9-N sería más que suficiente para la Asamblea para alumbrar la independencia de Cataluña.
El secretariado nacional de la ANC contempla, en total, tres escenarios en el desenlace del procés. El primero, el más optimista para sus intereses, comportaría la aprobación en el Parlament de la ley de desconexión (leu de transitoriedad jurídica) y la convocatoria del referéndum de autodeterminación. Significaría el inicio de la ruptura con el Estado que sólo podría frenarse con un rechazo de los catalanes en votación.
El segundo prevé la «injerencia» del Estado en las instituciones de autogobierno de Cataluña. En este caso, la ANC dibuja una estrategia de carácter unilateral. «Ante la imposibilidad física de poder hacer el referéndum y/o ante la supresión, la inhabilitación o la intervención de las instituciones catalanas, la ANC organizará las movilizaciones necesarias por tal de que el Parlament, como dipositario de la soberanía del pueblo catalán, apruebe la ley de transitoriedad jurídica y proclame la independencia», dice su borrador.
Este mismo escenario incluiría la eventual activación de la denominada Asamblea de Electos de Cataluña, un organismo que actuaría como sustituo del Parlament en el caso de que éste fuera inhabilitado por la fuerza.
Finalmente, la última circunstancia que baraja la ANC es una injerencia del Estado a posteriori de la aprobación de la ley de transitoriedad jurídica. Y propone que en el caso de que haya «medidas coercitivas» para impedir el voto, «la ANC sólo considerará vigente la legislación saliente de la ley de transitoriedad». Es decir, que sólo prestará obediencia al mandato de esta ley y dará apoyo a las instituciones catalanas.
Sin elecciones
Ninguno de las opciones que ha estudiado la Asamblea pasa por la convocatoria de unas nuevas elecciones, una posibilidad que los propios partidos soberanistas están cerrando pese a que se perfilaba como una de las pocas salidas viables ante el inevitable choque institucional entre el Gobierno y la Generalitat.
La ANC comenzará en breve, al filo de la primavera, una campaña por el sí a la independencia, dando por creíble la promesa del Govern de que habrá «referéndum o referéndum».
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