CDC
La nueva CDC pierde el 20% de afiliados
El PDECat cuenta con unos 12.000 asociados, mientras que la vieja Convergència cerró la persiana con casi 15.000 militantes.. El partido soberanista se felicita porque 2.000 de sus adeptos no proceden de la anterior etapa
El PDECat cuenta con unos 12.000 asociados, mientras que la vieja Convergència cerró la persiana con casi 15.000 militantes. El partido soberanista se felicita porque 2.000 de sus adeptos no proceden de la anterior etapa
Han pasado cuatro meses desde que Convergència Democràtica se despidió de la vida pública después de casi 40 años de hegemonía política en Cataluña. Sobre los escombros de CDC se alzó un nuevo partido soberanista, que, después de varias sacudidas, acabó adoptando el nombre de Partit Demòcrata Europeu de Catalunya (PDECat). La nueva formación estaba llamada a revitalizar el proyecto convergente, muy erosionado por escándalos de corrupción como el caso Palau y como el caso Pujol. Pero cuatro meses quizá son demasiado poco para obrar milagros.
Hoy el PDECat tiene sede nueva y tiene caras nuevas. Pero no tiene sondeos que le señalen como primera fuerza en Cataluña ni tampoco tiene las bases de hace un tiempo. Convergència echó la persiana teniendo a casi 15.000 militantes al corriente de pago, mientras que el PDECat cuenta con unos 12.000, es decir, un 20 por ciento menos. Sin embargo, sus dirigentes se felicitan porque 2.000 de esos 12.000 asociados «nunca militaron en Convergència» y porque no ha habido un traspaso automático de militancia. «En estos meses decisivos, mucha gente convergiremos en este nuevo proyecto central de la política catalana», dijo ayer, esperanzada, la coordinadora general del PDECat, Marta Pascal.
Menos músculo
Lo cierto es que la nueva CDC no atraviesa sus mejores horas. A principios de este mes, anunció un ERE para el 30 por ciento de su plantilla, es decir, para deshacerse de unos 30 trabajadores. El motivo es sencillo: el partido ha visto reducido sustancialmente sus ingresos, ya que, entre otras cosas, ha perdido la condición de grupo propio en el Congreso de los Diputados, lo cual es tanto como quedarse sin más de 2 millones de euros al año. Pero la reducción de ingresos no sólo se ha producido por sus resultados en las elecciones generales, sino también por la mengua de diputados en el Parlament de Cataluña y por la pérdida de la alcaldía de Barcelona.
Los diversos frentes que tiene abiertos ante la Justicia y la ruptura con Unió tampoco ayudan a estabilizar las finanzas de los soberanistas, cuya situación podría seguir empeorando si se confirman algunos pronósticos.
Un reciente sondeo del Instituto Catalán de Políticas Sociales (ICPS) de la UAB detectó que el PDECat sería en estos momentos la tercera fuerza en el Parlament, ya que ERC sería líder en estos momentos con el 22,4 por ciento de los votos. Le seguiría Catalunya Sí que es Pot con el 14,6 por ciento de los votos. Y, a continuación, se situaría el PDECat con el 12,5 por ciento de apoyos.
En todo caso, la nueva Convergència confía en el año 2017 que viene por delante para «reconectar» con su antiguo electorado. Los convergentes han fiado la práctica totalidad de su estrategia al proyecto independentista, cuyo desenlace es una incógnita, y a una alianza con la CUP que le da grandes quebraderos de cabeza y que desdibuja el perfil centrista que revindican.
Pero el gran problema amenaza con ser su candidato. El improvisado relevo de Artur Mas a Carles Puigdemont se considera un éxito dentro del PDECat. Pero Puigdemont insiste en que no piensa presentarse como candidato a la presidencia de la Generalitat. Llegado este punto, los soberanistas no tendrán más opción que improvisar –de nuevo– un líder y ratificarlo en un proceso de primarias. Será entonces cuándo se vea hasta qué punto le afecta al candidato del PDECat la sentencia del caso Palau.
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