Elecciones catalanas
Mas volverá a presentarse con una «candidatura de president» sin ERC
Busca una lista de independientes para captar el apoyo soberanista alejado del frente de izquierdas. Anunciará nuevos fichajes del mundo nacionalista como Carme Forcadell o la tertuliana Pilar Rahola
►Mas se presentaría sin ERC y con el apoyo de independientes y el visto bueno del partido, que no encuentra alternativa ►El jefe de los republicanos le «invitó» a echarse a un lado y seguir la negociación para no ir a elecciones
Desde hace semanas Artur Mas trabajaba en un nuevo escenario electoral ante un previsible rechazo de la CUP. El presidente en funciones aceleró su «plan B» horas después del grotesco empate de los cuperos en la Asamblea de Sabadell. Esa misma noche convocó a su núcleo duro, cada vez más limitado, para una reunión de urgencia a la mañana siguiente en el Palau de la Generalitat. Acudieron los dos hombres fuertes de la actual Convergència, Josep Rull y Jordi Turull, la vicepresidenta Neus Munté, el secretario del Govern, Jordi Baiget, y sus hombres aún cercanos, Francesc Homs y Jordi Vilajoana. Las opciones de Mas eran muy claras: no tirar la toalla, afrontar la humillación, erigirse en víctima y lanzar una «candidatura de president» que intente captar el apoyo soberanista de votantes alejados de la izquierda radical. Resistir contra viento y marea, atacar como un mártir herido a Madrid y anunciar nuevos fichajes electorales son la actual apuesta, según su entorno.
Un líder acorralado política y judicialmente, al frente de un partido en descomposición, pero sin la mínima duda de abandonar el barco. Convergència es un partido «entre costuras» y Artur Mas «un mal menor». Es el análisis que hacen muchos dirigentes convergentes tras reconocer su precaria situación de interinidad y un proceso de refundación que, por el momento, no tiene fecha ni nuevo aspirante a encabezarlo. Desde la actual dirección insisten en que una lista unitaria del soberanismo en solitario, al margen de ERC y otras fuerzas radicales, tiene aún fuerza y posibilidades de victoria. Por ello, una vez convocados los comicios para el mes de marzo, CDC buscaría nombres de independientes para acompañar a Mas en la nueva lista electoral. Gentes de la judicatura, catedráticos, historiadores e intelectuales del mundo nacionalista para hacer frente a una confluencia de extrema izquierda liderada por Ada Colau. La operación persigue arañar votos separatistas a Oriol Junqueras, quien juega también sus votos en este espacio de izquierdas.
Tranquilo, chulesco y con ganas de pelea. Así definen a Mas varios convergentes que le vieron en la reunión de la Ejecutiva celebrada en Barcelona ayer lunes. «Actúa sin lógica política y con fanatismo psicológico», observan algunos críticos. En efecto, Mas dijo sentirse muy sereno, arremetiendo con dureza contra Madrid y «los de aquí», en clara alusión a la CUP, que le ha propinado una bofetada sin precedentes. Obstinado en su hoja de ruta, atemorizado por el horizonte judicial que se le avecina, está dispuesto a mantener su aforamiento como sea. El sumario en el Juzgado de Torredembarra, matriz de las investigaciones sobre el tres por ciento, pende sobre su cabeza como una daga implacable. Por ello, necesita el aforamiento y seguir calentando el «procés» frente a todo. En su cabeza figuran nombres de personas nacionalistas que pueden acompañarle en esta nueva lista unitaria.
Según su entorno, dos de ellos serían mujeres: la actual presidenta del Parlament y antigua líder de la ANC, Carme Forcadell, y la agitadora tertuliana Pilar Rahola. La primera ha sido siempre una gran defensora de Mas, a quien debe toda su carrera política desde el activismo callejero a las instituciones. La segunda es una sectaria hagiógrafa del presidente, a quien también debe muchas de sus tribunas periodísticas. Otros nombres del soberanismo militante en las filas de la judicatura y la cultura estarían en esta nueva «lista del president», al margen de ERC y liquidada ya la coalición Junts pel sí. En la dirección del partido insisten en que la jugada se prolonga más allá de marzo, fecha prevista para las nuevas elecciones, y nadie espera rebeliones internas «con ruido y a corto plazo». No obstante, reconocen el enorme malestar en cuadros intermedios, diputados y alcaldes. Es aquí, en el escenario municipal, donde arrecian las críticas hacia la deriva de Artur Mas, dados los malos resultados obtenidos el 20-D en favor de ERC y En Comú Podem. Aunque de cara a la galería cierran filas, nadie duda de que una soterrada batalla ha empezado en CDC para liderar la nueva etapa.
El problema es que no existe un liderazgo claro al margen de Mas, un hombre ya muy solo en su alocada carrera política. Dentro del Govern, sus divergencias con los consejeros Andreu Mas- Collel, Santi Vila y, en especial, con Germá Gordo, son un clamor. Este último no oculta sus aspiraciones a la sucesión, pero está también salpicado por asuntos turbios que aflorarán sin piedad, aseguran fuentes del partido, donde no es nada querido. El plan de Mas era encumbrar a Neus Munté como futura candidata a La Generalitat, en caso de haber sido investido y dar un paso atrás en el plazo de un año. El bofetón de la CUP trastoca sus planes y ahora se ve obligado a seguir al frente. Entre los «halcones» de CDC figuran Josep Rull, José Luis Corominas y Jordi Turull, dado que el nuevo portavoz en el Congreso, Francesc Homs, quiere jugar sus cartas en Madrid. «Otro que abandona el barco», denuncian sus críticos. Lo cierto es que el famoso «pinyol», el férreo núcleo duro que le ayudó a llegar a la presidencia de Cataluña tras Jordi Pujol, ya no existe. Primero fue David Madí, su gran estratega, y luego Oriol Pujol, el delfín de la saga que se quedó en el camino por la corrupción.
Si no hay sorpresas, todo apunta a que Mas será el nuevo candidato de un partido que agoniza, Convergéncia. Aunque el desenlace final es hoy por hoy imprevisible, está claro que Mas desea marcar el destino inmediato de su partido y quitarse la feroz espina de la CUP. El enorme entramado de poder fundado por Jordi Pujol atraviesa la mayor crisis de su historia. Está por ver si, en este duro trance, muchos de los críticos alzan ahora su voz o siguen mendigando una poltrona. Lo único claro es que ya nada ni nadie serán iguales.
Esquerra se ve con opciones sin CDC
La CUP presionó ayer a ERC al proponer que Oriol Junqueras sea el candidato a la presidencia de la Generalitat en vez de Artur Mas. Primero Joan Tardà y luego el mismo Junqueras cedieron a la presión e invitaron ayer a Mas a dar un paso a un lado para facilitar la investidura y evitar elecciones en marzo. Pero los 30 diputados que CDC tiene dentro de JxSí ya han dicho que no votarán a un candidato alternativo. CDC querría reeditar la coalición de JxSí, pero ERC presume que puede ganar sola.
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