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Jordi Baiget reconoc...
Jordi Baiget reconoció horas antes que existen dificultades y que el 1-O «probablemente tendremos que hacer otra cosa». Guerra en el mundo soberanista: el president decidió el cese a espaldas del partido y el sector crítico se reunió anoche para abordar la crisis interna
Jordi Baiget reconoció horas antes que existen dificultades y que el 1-O «probablemente tendremos que hacer otra cosa». Guerra en el mundo soberanista: el president decidió el cese a espaldas del partido y el sector crítico se reunió anoche para abordar la crisis interna.
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont no quería que nada ensombreciera la presentación de su ley de referéndum y por ello cesó ayer al conseller de Empresa y Conocimiento, Jordi Baiget, después de que expresara en público sus dudas sobre la eventual celebración del referéndum del 1 de octubre. En sustitución ha nombrado al actual titular de Cultura, Santi Vila un releveo que entrará en vigor hoy. La Generalitat, señaló que Vila mantendrá, temporalmente, el cargo de conseller de Cultura hasta que se nombre a un nuevo titular.
Todo ello evidencia la guerra interna que existe en el mundo soberanista. Durante semanas, algunos periodistas hemos publicado informaciones sobre las disensiones en el Gobierno de Carles Puigdemont. Se nos ha tildado de todo menos de profesionales. Mercenarios, fascistas, estómagos satisfechos, o quinta columnistas. Sin embargo, ayer, el director de El Punt Avui, un diario independentista sin complejos de ningún tipo, entrevistaba al ya ex conseller de Empresa de la Generalitat, el muy «masista» Jordi Baiget. En esa entrevista-conversación con Xevi Xirgu, director del diario, el ex conseller puso los puntos sobre las íes. En el Ejecutivo catalán hay consejeros molestos porque tienen que tomar decisiones importantes sin poderlas madurar, porque «una parte del Gobierno no estamos en el núcleo duro y eso genera lo que genera», poniendo negro sobre blanco la desconfianza existente en soberanismo.
Sin decir mucho, Baiget lo dijo todo. Supone el conseller que «se están haciendo las cosas bien», pero tiene claro que «no podremos hacer el referéndum» porque «el Estado tiene mucha fuerza», una afirmación que, sin duda, tendrá cola. Tiene tanta fuerza el Estado que el próximo 1 de octubre «probablemente tendremos que hacer otra cosa», y no un referéndum. Consciente del posible fracaso considera que sólo se podrá superar el 9-N si votan cuatro millones de personas, en un claro órdago para que la gente salve la inoperancia del gobierno de la Generalitat.
Sus palabras levantaron sarpullidos en el mundo soberanista. Más bien dicho, más que sarpullidos, han disparado la alarma. Desde hace tiempo se dice que hay consellers que ponen palos a las ruedas. Es más, desde la CUP consideran que si hay consellers que tienen miedo, «que dejen paso».
Baiget ha tenido el arrojo de plantear sus dudas y sus quejas. Otros, como Meritxell Borràs, Santi Vila o Jordi Jané, son más prudentes y dicen cosas, pero en el ámbito más privado, aunque algunos no tienen reparo en que sus opiniones se conozcan. Ahí entran en juego los periodistas que no bailan el agua al gobierno. En pocas palabras, los que no cobrarán subvenciones de la Generalitat.
Tampoco Puigdemont sale bien parado de esta conversación de Baiget. Mas estaba en el día a día, dice el ya ex conseller, «parece que Puigdemont conecta más con la gente, que es más cercano, aunque a la hora de trabajar con él es más distante». O sea, que el presidente catalán no está por eso que se llama «trabajar». Únicamente parece tener horas para dedicarse al procés. Del día a día, pasa olímpicamente: «Es más explosivo y deja hacer». Nada bueno dice del presidente de los catalanes esta afirmación que lo aleja de los problemas cotidianos de los ciudadanos y lo sitúa en el pedestal soberanista.
Para el ex consejero de empresa la huelga general no es la solución como plantea la CUP –formación a la que se nota que desprecia– y, en su día, barajó el propio Junqueras. «Pensar así es no conocer el país», sentencia. Y la guinda. En una nueva versión de «la pela es la pela», Baiget ejerce de patriota cuando responde «¿ir a la cárcel? Lo aguantaría, pero no si van contra el patrimonio». Lo afirma tras decir que firmar los requerimientos provoca «respeto».
Quizás por eso, su mujer, la Directora de Servicios de la Consellería de Gobernación, como ya publicó LA RAZÓN, no formó parte de la Mesa de Contratación del fiasco de la compra de las urnas. Así, con patriotismo de «la pela es la pela», protegió su patrimonio y evitó ser encausada junto a su consejera, Borràs. Su marido, el ex conseller, piensa lo mismo.
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