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Mayer gana el pulso a Carmena

La alcaldesa ratificó a la delegada de Cultura cuatro días después de abrir la puerta a su cese por la crisis de los titiriteros

La concejala de Cultura y Deportes, Celia Mayer, junto a la edil de Tetuán, Montserrat Galcerán, ayer antes de la comisión extraordinaria de Cultura
La concejala de Cultura y Deportes, Celia Mayer, junto a la edil de Tetuán, Montserrat Galcerán, ayer antes de la comisión extraordinaria de Culturalarazon

La alcaldesa ratificó a la delegada de Cultura cuatro días después de abrir la puerta a su cese por la crisis de los titiriteros

Manuela Carmena calificó el lunes de «deleznable» lo sucedido durante una representación de títeres infantiles en el Carnaval de Tetuán. Que dos actores fueran detenidos por enaltecimiento del terrorismo al enseñar una pancarta alusiva a ETA como colofón a una representación en la que habían tenido lugar varios asesinatos y una violación mereció que la alcaldesa lo calificase de «absolutamente inadecuado y violento». Carmena pidió perdón a los padres de los niños que presenciaron la obra. Señaló su disposición a tomar medidas: «Ha sido un error muy grave y tiene que haber responsabilidades de las personas que no hicieron lo que debieron». Evitó respaldar públicamente a la delegada de Cultura, Celia Mayer: «Habrá que ver si desea seguir en el equipo. Lo tenemos que ver en un proceso tranquilo y sencillo, se trata de poner a las personas más adecuadas en los puestos adecuados». Cuatro días después, Carmena se enmendó a sí misma y en una nueva entrevista en la Cadena Ser ratificó a Mayer en su puesto. No habrá dimisión ni cese: «Cesar a Celia es injusto. Ha cometido errores que se pueden subsanar si reforzamos el área de Cultura. Ella misma no está satisfecha, esos dos errores están ahí, no está contenta». El cambio de posición se produce tras varios días de tensión en el seno de Ahora Madrid, durante los que Ganemos –el partido de Mayer– criticara a Carmena y la acusara de falta de valentía por hacerle el juego al Partido Popular.

La decisión de mantener a Mayer en el Gobierno llega tras un mes y medio cargado de polémica para el área de Cultura y Deportes. En estas semanas se han sucedido episodios como la organización de la Cabalgata de los Reyes Magos, la decisión de vetar a un colegio católico del desfile del 5 de enero en Carabanchel, la retirada de monumentos en aplicación errónea de la Ley de Memoria Hisórica, la ruptura con la Cátedra de la Complutense que debía elaborar el listado de vías públicas a suprimir y, finalmente, el controvertido carnaval que acabó con los actores en la cárcel de Soto del Real. Una gestión para la que Carmena no escatimó en elogios: «Tiene mucha valía y puede llevar muy bien el área»; «es una mujer inteligente»; «la reforma de su área la realizará con eficacia y humanidad». Después de que Mayer reconociera que no había visualizado la obra ni revisado el guión de «Títeres desde abajo», la jefa del Ejecutivo municipal descartó que en el futuro la delegada de Cultura tenga que revisar la totalidad de las actividades culturales programadas por el consistorio: «Fijaros qué absurdo sería que la alcaldesa o la concejala de Cultura tuviera que saber el contenido de todas las obras que estamos propiciando. Eso es absurdo», apuntó

Junto a los elogios a Mayer, Carmena quiso lanzar algunos dardos a sus compañeros de filas, a los que acusó de tener «poca experiencia» en la gestión y coordinación de estructuras institucionales: «Les cuesta aceptar que hay que cumplir rigurosamente todos los pasos administrativos», concluyó.

La alcaldesa, no obstante, aprovechó su paso por varias emisoras radiofónicas en la mañana de ayer para dejar claro que, llegado el caso, no le temblará el pulso para destituir a nadie. Y puso como ejemplo de ello a Guillermo Zapata, concejal que tuvo que renunciar al cargo que ahora ocupa Mayer, la concejalía de Cultura, tan sólo dos días después de ser nombrado a raíz de que trascedieran sus polémicos tuits antisemitas y ofensivos hacia las víctimas del terrorismo: «Ya lo hice, lo mejor es la prueba del algodón».

Con el respaldo público de la alcaldesa, Mayer pudo afrontar con más tranquilidad la comisión extraordinaria de Cultura en la que debía rendir cuenta de los errores cometidos en las últimas semanas en la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica: «No considero dimitir. Tengo el apoyo de la alcaldesa y del grupo municipal». Estas declaraciones las realizó al término de una comisión en la que no aportó informes técnicos ni datos que avalen las actuaciones realizadas por su equipo, especialmente en lo que concierne a la retirada de la placa de los ocho frailes carmelitas del cementerio de Carabanchel y de la placa de homenaje a José García Vara y el derribo del monumento al Alférez Provisional.

En una intervención marcada por la lectura de recortes de periódicos, la delegada sí reconoció su intención de contratar a la Cátedra de Memoria Histórica, aunque el contrato no se llegó a suscribir porque el 9 de febrero expiraba el convenio de ese organismo con la Universidad Complutense de Madrid. Esta versión contradice lo explicado por la portavoz de su Gobierno, Rita Maestre, que el jueves había relatado que la ruptura con la Cátedra de la UCM tuvo su origen en el rechazo de estos investigadores a que sumaran otras voces –como las de los cronistas de la Villa– se incorporasen a la redacción del Plan de Memoria de Madrid. Ante las críticas de la oposición por saltarse los plazos del acuerdo plenario para crear un Plan de Memoria en cuatro meses y comenzar a eliminar vestigios por su cuenta, la delegada defendió que los cambios de calles son competencia del Gobierno municipal –tras el pertinente acuerdo de las juntas de distrito– y que la retirada de los monumentos de la vía pública son una misión encomendada al área de Cultura. Mayer no detalló cuál será la hoja de ruta para aplicar la Ley pero sí adelantó que contarán con «más actores».

Los tres ediles de la polémica

La comisión de Cultura deparó una escena curiosa. Tres de los concejales de Ahora Madrid que forman parte de ella –Mayer, Galcerán y Zapata– son de la corriente crítica Ganemos, que ha criticado a Carmena tras la gestión de la polémica de los titiriteros. Como Mayer, sus dos compañeros se han visto envueltos en la polémica esta semana. La Audiencia Nacional anunció ayer que juzgará a Zapata por sus controvertidos tuits y al mismo tiempo que se ha conocido que Galcerán impulsó la primera marca blanca de Batasuna.