Guillotinas en Malasaña

No será el regalo más tierno pero, desde luego, sí es uno de los más originales. Hasta la Revolución Francesa nos remontamos para descubrir el uso que se le daba a la guillotina, que no era otra cosa que una herramienta para ejecutar decapitaciones. Luis XVI, quizás el más famoso de los decapitados bajo este procedimiento, fue el que antes había sugerido inclinar el filo de la cuchilla de acero para asegurar la efectividad del corte. Paradojas de la historia.

Precisamente el acero es el único elemento que han sustituido los gerentes de la tienda de ropa y complementos «198», ubicada en el número 76 de la calle de la Palma, en Malasaña. La cuchilla de las guillotinas que venden es de cartón pluma. Para los dueños de la tienda, que ya se dedicaban al diseño de ropa antes de abrir el establecimiento (ya lanzaron a través de internet la camiseta de la Selección española –«republicana»– de fútbol), la guillotina «de adorno» es un símbolo histórico de protesta que, según ellos, tiene cabida en nuestra situación actual. El modelo estándar es de madera de pino, tiene unas dimensiones de 2,20 metros de altura por 75 centímetros de ancho y su precio alcanza los 190 euros, aunque existe la posibilidad de hacer peticiones personalizadas eligiendo tipo de madera, color, tamaño, etc. En todo caso, se trata de una fiel recreación de la guillotina original y es elaborada de forma artesanal por un carpintero de la capital, del que los gerentes de la tienda no han querido revelar su identidad.

Bajo el irónico lema «Los recortes son necesarios», los encargados de la tienda «198» se aventuran en un proyecto profesional que consideran «reivindicativo». A pesar de su reciente apertura (no se han cumplido dos meses), esperan que tenga una fuerte repercusión social. Hasta el momento, aseguran que el fenómeno guillotina ha tenido una «respuesta alucinante». Sin embargo, la oferta de «198» no se reduce exclusivamente a la venta de este artículo, sino que existe una amplia variedad de polos, camisetas y sudaderas con referencias a la República. La marca «198» reivindica a la generación nacida en los 80, que tiene, según ellos, «el compromiso de ser transgresora».