Alfonso Ussía
¿Cervantes?
Escribe Arturo Pérez-Reverte de la diferencia de trato que está recibiendo Shakespeare en su tierra y Cervantes en la suya. Del magnífico artículo del Primer Ministro británico David Cameron, enorgulleciéndose del autor inglés y demostrando que se lo ha leído. Del anunciado «Shakespeare Lives» en el que van a participar en honor de don Guillermo más de 140 países, mientras en España, el Ministerio de Cultura maneja un programa de actividades penoso y cutre para homenajear a don Miguel.
Y escribe de la escandalosa agresión fiscal que el Gobierno de Rajoy, con Montoro vestido con el uniforme de la Gestapo o de la Stasi ha emprendido contra escritores, músicos, artistas e intérpretes y de su desprecio absoluto por la Cultura. Es normal. El actual ministro de Cultura sustituyó a Wert con ambición de inquilino a corto plazo. El que manda es el segundo, Lasalle, que a su vez obedece a su mujer, la socialista Meritxell Batet o Betet, que me importa un bledo dominar su apellido. Rajoy no ha leído a Cervantes, y mucho me temo que Lasalle, prototipo de «pepero» acomplejado, tampoco se ha esforzado en hacerlo.
Nos informa Arturo Pérez-Reverte de que aún, en el cuarto aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes, están esperando en la Real Academia Española al presidente del Gobierno, que no ha pisado la noble casa de la palabra en sus cuatro años de patético cansancio. Una Real Academia que reúne el idioma, la expresión y la comprensión de quinientos millones de personas distribuidas por todo el mundo y que tienen el nexo común y prodigioso de un idioma que ha navegado océanos, atravesado selvas y superado desiertos y montañas en los cinco continentes. Cameron le ha demostrado a Rajoy que la política no es sólo buscar el contento de Bruselas, que para colmo, tampoco está contenta del todo. Hace cuatrocientos años murió el más grande escritor en español de la Historia de nuestra Cultura, y Rajoy ha encomendado a unos pocos grisáceos subalternos que se ocupen de don Miguel, que comparte con muchos escritores de hoy la tragedia de la ruina. Murió inmersa en ella, y con méritos más sobrados, por cuanto en sus tiempos no vivía Montoro. Pero antes de la ruina y de la muerte, dejó al mundo la maravilla literaria del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha, la novela de las novelas, la belleza de las bellezas escritas, la cumbre de la literatura universal.
El Ministerio de Cultura está en manos de doña Meritxell, señora de Lasalle, a la que también le importa un bledo Cervantes, la literatura, y la grandeza de un idioma que comparten quinientos millones de personas. Como buena socialista catalana está más cerca de Puchdamón que de Cervantes, de Junqueras que de Velázquez y de Rufián que de Juan de Herrera. Y así se lo transmite a su amado esposo del Partido Popular, que lógicamente, obedece sin rechistar.
Los cuatro siglos que nos separan de la muerte de Cervantes y Shakespeare nos han hecho ver las realidades y evidencias que alejan el orgullo culto de los británicos de la chusma ignorante de los españoles. Ya es tarde. Una reacción a destiempo del Gobierno de España resultaría ridícula a estas alturas. Cervantes fue un genio, no un genio en funciones, como en la actualidad es el Gobierno presidido por Rajoy. Mejor dejar las poquitas cosas como están que estropearlas aún más. Me recreo figurándome la brevísima charla del ministro de Cultura con el Presidente del Gobierno en funciones en los momentos previos a un acto supuestamente cultural.
«Presidente, creo que tenemos un problema con Cervantes». Y Rajoy que reacciona. «Lo de Cervantes es cosa tuya. Lo preocupante es que me han informado que se ha vuelto a lesionar Nolito».
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