José María Marco
Continuidades españolas
La encuesta de ayer de LA RAZÓN según la cual hoy ganaría las elecciones Fraga, seguido de la UCD y del PSOE, ha sido acogida con alguna reticencia malhumorada. No hay por qué. El ejercicio no es ni más ni menos fantasioso que otros sondeos que intentan averiguar el sentido del voto de nuestros conciudadanos cuando no hay ninguna elección a la vista, e incluso si la hubiera...
A lo mejor el disgusto viene de que las respuestas dejan ver la consistencia del electorado de nuestro país, que respalda una mayoría entre conservadora y liberal, sin grandes precisiones ideológicas. Resulta curioso que Santiago Carrillo no resista la comparación con Pablo Iglesias. La izquierda se radicaliza, el centro derecha se mantiene. También es notable que Fraga deje de dar miedo, miedo póstumo, se entiende. Quizás esto indique una sociedad menos tímida a la hora de expresar su conservadurismo, democrático y tan legítimo, ni que decir tiene, como ese progresismo profesional que ha agotado la paciencia de buena parte de los españoles.
En estos cuarenta años ha habido muchos cambios, y casi todos para mejor. A quien esto firma le cuesta no sentir un poco de nostalgia, o de envidia, al pensar en la maravilla que es ser joven hoy en día en España, y en las oportunidades que hace cuarenta años ni siquiera habríamos soñado. Más ricos, más abiertos, más educados, más cosmopolitas... También son interesantes las cosas que se mantienen. Se habla mucho, y con razón, de la diversidad y de la pluralidad española. Hay que recordar también todo lo que los españoles comparten, y todo aquello cuya continuidad la Monarquía parlamentaria ha propiciado: una sociedad tan dinámica y de tanta intensidad vital entonces como hoy, católica en un sentido muy profundo, que va más allá de lo meramente cultural, y de una cohesión extraordinaria, prepolítica, que es lo que permite esa disposición a la tolerancia gracias a las cuales vivir en nuestro país resulta tan atractivo. Vistas así las cosas, lo único que cuenta en política es que se mantenga la opción de centro derecha que sostiene las instituciones, la vida en común y ese perpetuo milagro que es la sociedad española, con su desorganización, su indisciplina, sus ganas de pasarlo bien, su sentido innato de la dignidad de la vida. Y su sentido del humor.
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