CNI

¿Dónde estaba el CNI?

La Razón
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Que nuestros servicios de inteligencia están para garantizar la unidad de España no lo digo yo. Es una obviedad que recoge la Ley Reguladora del CNI en el mismísimo artículo 1. Este epígrafe reza textualmente: «Es el organismo encargado de facilitar al presidente del Gobierno la información, las propuestas y los análisis que permitan prevenir y evitar cualquier peligro, agresión o amenaza contra la independencia y la integridad territorial de España». Para ello cuenta con 3.500 hombres y mujeres, un presupuesto de 261 millones y 7 kilos de fondos reservados. ¿Cuál ha sido el resultado de la labor del CNI en la prevención de este nuevo 23-F? A efectos prácticos, la misma que la de los espías de Camerún o Brasil: ninguna.

Que alguien me explique cómo unos payeses y unos perroflautas pueden ganar 10-0 el partido a unos agentes con unos medios técnicos al nivel del Mossad, el Mi5 e incluso la CIA. Bastaba con untar hasta al maestro armero. Pero ni eso hicieron, o si lo hicieron, les timaron. Los golpistas del 1-O compraron tantas urnas como mesas electorales había: 5.200. ¿Cuántas cazó el en otras ocasiones eficacísimo CNI? Las mismas que yo y usted, querido lector: cero. El único cuerpo que mojó y tampoco mucho fue la Guardia Civil, que interceptó 100, un 2% raspado.

No quiero pensar qué ocurriría si en lugar de urnas golpistas estuviéramos hablando de ántrax o cualquier otra sustancia química en manos yihadistas. Como tampoco entiendo la desidia de nuestro servicio diplomático en la pedagogía del 1-O. ¿Qué han hecho para desactivar la propaganda separatista en el exterior y para paliar las mentiras, manipulaciones e hipérboles de unos medios extranjeros que están más confundidos que una pulga en un perro de peluche? Visto lo visto, rien de rien. Porque el eco de la ensalada de bofetadas a un presidente al que comparan con Franco (manda huevos) aún se escucha en el último rincón del universo.

Rajoy debe depurar responsabilidades. Una nación seria, que es la tercera economía de la zona euro y la duodécima del mundo, no puede permitirse el lujo de que unos pueblerinos de tres al cuarto le tomen por el pito del sereno y le dejen en ridículo a nivel planetario.