Francisco Marhuenda
El apunte de Francisco Marhuenda: Puigdemont, el catexit de un cateto
No hay nada peor que poner a un memo y mediocre al frente de una institución. Lo hizo Mas con Puigdemont y ahora sufrimos las consecuencias porque eligió como sucesor a un personajillo irrelevante que se ha crecido con el cargo. No es Macià, Companys, Tarradellas, Pujol o Maragall, es simplemente un memo fanático y sectario. No hay más que escucharle para entender la catástrofe que ha vivido y vive Cataluña por su culpa. Lo peor, en todos los sentidos, es su terquedad, pero no ha aprendido nada con lo sucedido y sigue empecinado en una dirección que no conduce a nada bueno. El último estrambote define perfectamente al paleto de Amer. Ahora defiende un referéndum para plantearse la permanencia de Cataluña en la UE, por que es “un club de países decadentes y obsolescentes en el que mandan unos pocos”. Me reafirmo en que no es más que un memo y un cateto.
Lo sorprendente es por qué un personaje pequeño, en todos los sentidos, haya ocupado un cargo tan importante. El veto de los antisistema de las CUP a Artur Mas hizo que eligiera a uno de sus más fieles palmeros, pero salió el criado respondón que se creyó que tenía un destino manifiesto. Una vez más es lo que decía de que no hay nada peor que poner a un mediocre al frente de un proyecto. Como buen fanático considera que ha sido llamado por el destino para liderar a Cataluña a una independencia que sería, simplemente, su destrucción. La realidad es que nada ha salido como habían proyectado y como es, además, un cobarde ni siquiera ha tenido la dignidad de asumir la responsabilidad por sus actos. Una persona de calidad y talento hubiera acudido a la Audiencia Nacional.
Es increíble que ahora actué como un niño malhumorado cuando le quitan un juguete. Como los países europeos no le han seguido el juego y no puede ser independiente ahora emerge el botarate que quiere un referéndum para abandonar la UE. Cataluña ha sido históricamente el territorio más europeísta dentro de una España que lo es muchísimo. Nada que ver con lo que sucede en el resto de países europeos donde han salido formaciones euroescépticas. Ahora Puigdemont coincide con Le Pen y la mayor parte de la ultraderecha y los antisistema. Al final acabará formando happy pandy con los ultras.
El ex presidente catalán ha creado una realidad paralela y adopta actitudes que le hacen parecer como un auténtico desequilibrado. Hay veces que dudo que esté en su sano juicio. No sé si es consciente del daño, en algunos casos irreversible, que ha provocado, aunque creo que sí y no le importa porque considera, como buen independentista, que cuanto peor mejor para conseguir sus objetivos. Los días pasan y su errática estrategia tiene un recorrido con fecha de caducidad porque los catalanes votaremos el 21-D y se acabará la farsa.
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