Fernando Rayón
El ordenador
Comprendo a los que regresan de vacaciones y se encuentran con el pastel ya conocido de Artur Mas. Y no me refiero a la campaña ni a las elecciones, que a esas ya estamos acostumbrados, sino a los asuntos judiciales y a la corrupción que, aunque tampoco son nuevas, ahora tienen perfiles distintos y coinciden con la campaña de las autonómicas catalanas.
Los registros ordenados por dos fiscales del juzgado de El Vendrell en las sedes de Convergència Democràtica de Cataluña han dejado sin habla incluso a los dirigentes del partido. Ya no era Aznar el que lanzaba a los del tricornio, ni reyes los que imponían el blanquiazul periquito, sino varios jueces en diferentes causas abiertas. Por un lado, están los negocios de Jordi Pujol i Soley y los de sus hijos Jordi y Oleguer con el «caso de las ITV»; por otro, el «caso Lloret», que relaciona al ex alcalde y ex diputado Xavier Crespo con la mafia rusa. Y por si faltara color y variedad a las actividades de CDC, los casos «Palau» y «Petrum» provocaron la semana pasada varios registros para intentar conseguir las cuentas del antiguo administrador del partido, Daniel Osácar,
Como la Guardia Civil no encontró el ordenador en su casa, lo buscaron en la sede central y en cuatro ayuntamientos controlados por Convergència. Al final hubo premio y éste apareció en el despacho del ex alcalde Xavier Trias. Veremos en qué quedan los papeles de la caja fuerte de Sumarroca y los listados de empresas que pagaban el 3% que han motivado estos registros. Esta vez la Justicia no va tan lenta –a Sumarroca lo detuvieron en julio–; y lo que sí es seguro es que la campaña se va a animar.
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