Irene Villa
Más fuerte que el odio
Agradezco enormemente el cariño y los miles de mensajes de apoyo a raíz de los chistes de la polémica del concejal de Cultura del Ayuntamiento de Madrid que se ha visto obligado a cesar en su cargo, aunque no piensa dejar su acta de concejal. Sin embargo, con toda sinceridad, tengo que decir que jamás me sentí ofendida ni aludida por esos chistes que me consta que han hecho más daño a la dignidad de todo el país, que a los propios protagonistas. Lo que de verdad me duele en el alma son los insultos, amenazas que están sufriendo los propios políticos que, sin haber empezado apenas su labor, son ultrajados de una forma tan antihumanitaria, injusta e incluso demente, como: «Te mereces la guillotina y la horca». Si resulta que ese cambio que tenía que generar ilusión, nuevos horizontes... lo que despierta es el odio, me temo que eso sí ha de preocuparnos. Todas esas críticas destructivas, exaltaciones de la ira y el rencor, sí que son denunciables, condenables y creo que todos tenemos que defender en bloque, como han hecho conmigo, a quienes han sido objeto de amenazas que nos hielan la sangre por su vileza, simplemente por el mero hecho de pertenecer a un partido político. Pero los chistes, francamente, son sólo eso, chistes con los que uno se puede reír o no. Y hay que tener presente que no hace daño el que quiere sino el que puede. Lo que me hace sentir francamente satisfecha de toda esta polémica, es el cariño que, estoy completamente segura, es mucho más fuerte que el odio.
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Pasividad ante la tragedia