José María Marco
Pasado y futuro
Lo sucedido el pasado miércoles durante el pleno de la Memoria Histórica aplicada al callejero, en el Ayuntamiento de Madrid, resulta significativo desde varios puntos de vista. Uno es la perpetuación del guerra civilismo en la izquierda de nuestro país, sin distinción de izquierdas «moderadas» o «socialdemócratas» y extrema izquierda neocomunista, a lo Podemos. Muchos creímos que la Transición había sellado políticamente la reconciliación entre españoles ocurrida de forma espontánea bajo la dictadura, como ocurrió en otras circunstancias en el resto de los países europeos. Empieza a parecer dudoso que fuera así. Una parte de nuestra clase dirigente ha mantenido viva la llama de la Guerra Civil, y en esas estamos ahora mismo, luchando contra fantasmas que son también, como es natural, coartadas e instrumentos de poder.
También es relevante la seguridad de la que la izquierda hace gala en este terreno. Sus decisiones al respecto no se van a someter a la votación del pleno. Ni siquiera se comprueba la veracidad de la argumentación, amparada por una cátedra de Memoria Histórica, en muy buenas manos, claro está. Saben que no tienen el monopolio, pero saben que la legitimidad está de su parte. Las interpretaciones distintas están automáticamente desprestigiadas. Por eso resulta tan relevante la intervención del concejal Pedro Corral, que aclaró los errores cometidos por la cátedra y el equipo gobernante y realizó un diagnóstico certero de la actitud de la izquierda en este asunto. Sería interesante que significara el comienzo de una nueva actitud por parte del centro derecha ante la gestión de la historia de nuestro país.
La derecha, o el centro derecha, optó en su momento, tal vez con toda sinceridad, por hacer como que el asunto no existía. De volver a primer plano, sería algo artificial y caedizo. No ha sido así y como en el caso del nacionalismo, ya no es posible seguir fingiendo que no hay ningún problema. Lo hay. De aquí no se deduce que haya que poner en marcha lo mismo que hace la izquierda, desde el otro bando. Al revés. Hay muchas cosas que reivindicar en la historia española, pero no precisamente la dictadura de Franco (como la reivindicación de la Segunda República debería ser, a estas alturas, un mal chiste.) Lo que hay que hacer es presentar una alternativa integra-dora, que no disimule los hechos pero los incluya en una perspectiva nacional. A veces el pasado es la clave del futuro.
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