Restringido
Sánchez desaira a Rivera
En política, la fidelidad lleva siempre la fecha de caducidad. Y, por lo que se ve, la historia de Pedro Sánchez con Albert Rivera va a durar casi un suspiro. Una foto. El tiempo que ha tardado el socialista en consultar a su militancia para maniatar a los barones díscolos del partido. ¿Postureo? Evidentemente, quienes alertaban al jefe de C’s del riesgo de acordar con quien no quitaba la vista de Podemos, a estas horas ya pueden desempolvar el característico e impertinente «ya te lo dije». El último movimiento del guardián de las llaves de Ferraz es para tomar buena nota.
Porque en una aventura extra-pacto con C’s, en busca de sumar a la investidura a los de Pablo Iglesias, Compromís e Izquierda Unida, Sánchez no ha dudado en estirar tanto su discurso que cualquier observador llegaría a la conclusión de que lo que ha hecho es retorcer en toda regla al acuerdo que firmó solemnemente junto a Albert Rivera en la sala Constitucional del Congreso. La foto de Sánchez y Rivera bajo el cuadro «El abrazo» de Juan Genovés aparece ya muy descolorida sólo seis días después. Aunque por el momento ambos se esfuercen en poner buena cara al mal tiempo político que corre.
De hecho, a lo largo de su intervención ayer en el Comité Federal del PSOE, Sánchez no tuvo empacho en guiñar abiertamente el ojo a su izquierda con tal de sellar un pacto que en materia laboral, de regeneración democrática y de igualdad de género irá «mucho más allá» del alcanzado con C’s. Incluso habló de «impulsar medidas nuevas que no están incluidas» en su acuerdo con Rivera. Y que es el que ha sometido al escrutinio de la militancia socialista este fin de semana. El líder del PSOE, adelantándose un paso, que deja en tierra de nadie a su partenaire Rivera, aseguró que el nuevo acuerdo que propone sería «coherente» con el suscrito con C’s.
Lógicamente, el partido naranja, desairado, se ha visto obligado a salir a la palestra para anunciar que no votará a favor de ningún acuerdo que no sea el ya firmado. No cabe duda de que C’s tiene motivos suficientes para dudar de las intenciones de Sánchez. Llueve sobre mojado. Unas horas después del acuerdo PSOE-C’s, el secretario general socialista, intentando llevar el ascua a su sardina, aseguró que el documento incluía la derogación de la reforma laboral, de la Ley de Educación y la de Seguridad Ciudadana. Poco le importó maltratar a Rivera dejándole a los pies de los caballos con los suyos, que están enfadados con su abrazo al socialismo. Y es que en el documento firmado por PSOE y Ciudadanos la palabra «derogación» no figura.
Con todo, el paso dado esta vez por Sánchez va más allá. No se trata de modificar en tal aspecto el acuerdo con C’s. No. Se trataría de sustituirlo por otro. Porque Sánchez, ya sin tapujos, ha empezado a recorrer el camino que le separa de la puerta de Podemos en busca del pacto de las izquierdas. Un acuerdo cuya amalgama es el anti-PP de los firmantes. Muy poco para recorrer una legislatura tan complicada como la que se abre.
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