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El reflujo del desafío separatista catalán
Pese a los esfuerzos de los organizadores y a la proximidad de las elecciones autonómicas de Cataluña, la manifestación independentista celebrada ayer en la avenida Meridiana de Barcelona registró la menor afluencia de público desde que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, lanzó su desafío separatista. Ciñéndonos a las cifras de participación, siempre muy exageradas, que faclita la Guardia Urbana de la Ciudad Condal, en la marcha de ayer se registraron 1,4 millones de asistentes, la menor movilización desde el 11 de septiembre de 2012. El año pasado, el Ayuntamiento barcelonés cifró en 1,8 millones el número de manifestantes. El ritmo de descenso coincide en las estimaciones mejor ponderadas que facilita la Delegación del Gobierno en Cataluña. Este evidente reflujo del secesionismo catalán, que reflejan también los distintos sondeos de opinión, parece haber sido descontado por la Generalitat, que, consciente de la pérdida de apoyos populares, trató ayer de defender ante los representantes de los medios internacionales la tesis de que es suficiente una mayoría de escaños para proclamar la independencia, aunque el número de sufragios esté muy por debajo del 50 por ciento. Aseveración recogida con evidentes reservas por los periodistas extranjeros.
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