Francisco Rodríguez Adrados
¿Un frente popular?
Lo que escribí en LA RAZÓN hace pocos días, el 5 de enero más concretamente, se refería a los dos socialismos que vienen circulando por Europa y por España desde fines del siglo XIX, y de ellos al más radical, en España, el presidido por Largo Caballero, integrado en el Frente Popular de nuestra Segunda República. Ese Frente Popular fue protagonista central en la parte final de la República y contribuyó a que aquello terminara en una guerra civil. Los que vivimos aquello no podemos olvidarlo. Merece la pena, hoy, que no lo ignore nadie.
La unión de todos los partidos de la izquierda, que con insistencia pide ahora Pedro Sánchez, jefe por el momento del Partido Socialista, viene a equivaler más o menos a aquello: partir en dos las fuerzas políticas de todo el país, como entonces sucedió. Equivalió al aumento de la agresividad y, con un aumento de la misma, se llegó, al final, a la guerra.
Ha sido una fortuna para España que de la agresividad, luego la guerra, se haya llegado a una democracia tolerante, a la imposibilidad de un choque, del tipo que sea, que haga imposible la vida en común que conservamos, con instituciones y Constitución comunes a todos. Si, ahora, a la izquierda extrema socialista se añadieran otros partidos como los separatistas, y se añadieran también partidos unidos a utopismos rampantes, tendríamos un panorama verdaderamente amenazador. Para España y los españoles.
Por supuesto que esto son sólo aprehensiones, fantasmas del pasado, diríamos, de aquellos que por suerte o por desgracia nuestra hemos vivido mucho: tenemos todavía en carne propia un pasado de España no tan lejano. Otros, por suerte para ellos, no han vivido aquello –y me temo que algunos han leído poco (o falsas verdades).
Resumiendo, los que hemos vivido más y conocemos la Historia de España, podríamos dar algunas lecciones sobre lo que debe evitarse. Una escisión de España en dos debe evitarse, por supuesto. ¡Y resulta que los socialistas radicales, bueno, el Sr. Sánchez, presta sus votos a los separatistas catalanes, lo leo en los periódicos! Y proclama, así, un nuevo Frente Popular. O peor.
Esto huele muy mal. Tenemos esperanza clara, esperanza basada en tantos socialistas que han sido importantes en el partido y en los gobiernos de España. Se pusieron al servicio de giros racionales, de un diálogo al servicio de nuestro país y de tendencias que dominan en Europa toda. Hay que confiar en estos otros, en que dirijan rectamente su partido, y a España en lo que de ellos dependa. Pero creo que todos tenemos derecho a opinar sobre esto porque a todos nos interesa el futuro de España, que es nuestro país.
Sabemos, por ejemplo, que a un liberal como Alcalá Zamora le echaron de la Presidencia, sabemos de Azaña, el hombre de las grandes frases, los conventos de Madrid no valían la vida de un republicano (¿no sería mejor que vivieran unos y otros?). No pudo, por desgracia, dentro de aquel Frente, crear un Gobierno razonable, luego sufrió él mismo, lo dejó escrito en forma clara.
Yo, la verdad, no he hecho jamás política activa, salvo que llamen política a luchar años para mantener y acrecentar en la Enseñanza, en lo posible, la atención a las Lenguas y las Culturas clásicas, de las cuales venimos unos y otros, también los socialistas. Yo fui muchos años presidente de la Sociedad Española de Estudios Clásicos, que ayudé a crear en 1955, nada menos. Y algo logré de los socialistas, siguen adelante estos estudios, también del PP, incluida la fase del Ministerio de Wert, en cuyo primer proyecto el Griego ni era mencionado.
Yo creía y creo que hay cosas que deben ser comunes a los griegos y a nosotros y a muchos más ahora: tal la democracia, tales esos estudios, en realidad comunes a todas las sociedades avanzadas. No opino lo mismo de los utopismos ni de los radicalismos y ni de los independentismos entre los que somos, desde hace muchos siglos, España. Deberían desaparecer, son simplemente nocivos. Ahora no se sabe ni lo que vamos a ser en manos de las que no nos fiamos.
Claro que Frente Popular, por lo que sea, es una expresión un poco obscena que se evita: pero las cosas son lo que son, aparte de las palabras. También se evita «separatismo», hablan de «desconexión». Es curioso cómo nuevas propuestas, que no son tan nuevas, evitan las viejas palabras, que siguen siendo (para ellos) válidas. Pero es que, además, los que somos más viejos juzgamos por las cosas más que por las palabras.
Pero no quiero salirme del tema. El gran tema es el de cómo va a ser el Partido Socialista del futuro. Por supuesto, nunca se ha pronunciado contra la unidad de España, esto es grato. Pero dan mala espina sus tratos y ofertas a los independentistas. Lo cuentan los periódicos. Mejor, simplemente, que no entren en alianzas que son incontrolables ni ofrezcan tratos de los que se sale luego escarmentado. Tener en esto acuerdos firmes.
A ellos, a nosotros, a España nos interesa esto. Me atrevo a decirlo, por ello. Interesa a todos, repito.
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