Ciudad del Vaticano
Gianfranco Ravasi: «Las reformas del Papa molestan dentro y fuera de la Iglesia, pero son necesarias»
El presidente del Pontificio Consejo para la Cultura fue calificado en su día como el purpurado «más interesante de la Iglesia». Es el promotor del Atrio de los Gentiles, una iniciativa para el diálogo con la sociedad de hoy
El presidente del Pontificio Consejo para la Cultura fue calificado en su día como el purpurado «más interesante de la Iglesia». Es el promotor del Atrio de los Gentiles, una iniciativa para el diálogo con la sociedad de hoy
Gianfranco Ravasi es uno de los cardenales italianos y de la curia romana con más proyección. Es presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, una especie de Ministerio de Cultura, en la Santa Sede y el gran promotor del Atrio de los Gentiles, una iniciativa de diálogo con la sociedad actual promovida durante el pontificado de Benedicto XVI y que continúa hoy. Ya tuvo su cita en Barcelona y la semana pasada pasó por Madrid y Salamanca. Entre una ciudad y otra, el purpurado, considerado por el vaticanista John Allen como «el hombre más interesante de la Iglesia», habló con LA RAZÓN.
-El Atrio de los Gentiles vuelve a España. ¿Cuál es la situación actual de esta iniciativa?
-Es muy rica porque se está extendiendo por todo el mundo, excepto en Asia y África. En estos dos continentes la negación de Dios o la laicidad son cuestiones muy raras. De hecho, es un problema occidental, aunque, en un futuro, también lo será para estos territorios. Tampoco el mundo musulmán tiene hoy una necesidad de diálogo con los no creyentes, pues en sus sociedades no hay separación entre fe y sociedad, entre política y religión. Por eso el Atrio de los Gentiles es una experiencia occidental, donde la dificultad mayor hoy es la indiferencia, porque ésta no se plantea ningún problema y, por tanto, no tiene necesidad de dialogar.
-¿Incluye este diálogo el que se mantiene con otras religiones?
-Es difícil, pero en algunos casos también hacemos diálogo interreligioso; en Estocolmo, por ejemplo, donde hay musulmanes de segunda generación que viven en ambientes muy secularizados. Nuestro desafío era llevar el Atrio de los Gentiles a Jerusalén, lugar importante para las tres grandes religiones –cristianismo, judaísmo e islam–, pero por el momento no ha fructificado. En cualquier caso, me gustaría recalcar que el cristianismo es, de las religiones, la que más tiene en su corazón la secularidad. Recordemos las palabras de Jesús: Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.
-¿Es posible dialogar con posturas fundamentalistas? Vivimos tiempos en los que terroristas usan el islam para matar a otros...
-Para el fundamentalismo el diálogo no existe, porque lo rechazan. Para ellos, es una traición de la propia identidad. Y esto vale también para cualquier movimiento de este tipo, no sólo musulmán, también budista o cristiano. La raíz se encuentra en que no aceptan la posibilidad de que existe un componente de verdad en todas las religiones. Por tanto, el diálogo con el mundo fundamentalista es imposible. Se han cometido tantos abusos en nombre de Dios... Y es que el fundamentalismo usa la religión, no el alma de la verdadera religión. También es importante que no se confunda el fundamentalismo y su mensaje con el testimonio de las religiones que instrumentalizan.
-En España, algunos alcaldes quieren borrar toda herencia cristiana. ¿Hay también un fundamentalismo laicista?
-Apelan al respeto, pero éste no se obtiene haciendo tábula rasa, quitando crucifijos de las paredes y todos los signos que ha construido la cultura europea, fundada en el cristianismo. No se puede reducir a cero todo este legado. Esta secularización celebra la naturaleza, pero no la cultura.
-También existen personas, algunos que se llaman artistas, que atentan incluso contra esta herencia y contra estos sentimientos. Hemos tenido un caso reciente en Pamplona. ¿Qué opina?
-El arte blasfemo lo único que hace es reconocer que la herencia cristiana es fuerte, tan fuerte que debe ser golpeada. ¿Quién hace algo así contra la cultura griega? Nadie, porque aunque existe, hoy no es relevante. En cambio, el cristianismo todavía es ofensivo y provocativo para muchos y por eso lo atacan con elementos blasfemos.
-Como miembro de la Curia Romana, ¿cómo ve al Papa? Se ha publicado, incluso, que tiene problemas de salud...
-Eso forma parte de la mitología y tiene que ver también con fuerzas internas y externas a la Iglesia a las que Francisco y sus reformas les molesta y fastidia. Es un líder religioso, considerado como el referente del mundo de hoy más importante, el hombre más escuchado, y ahora se introducen elementos, como el escándalo conocido como Vatileaks2, que no ayudan al Papa.
-También recibió muchas críticas por sus posturas contra la situación económica actual. Es célebre su frase: «Esta economía mata».
-Sí, pero las consideraciones que ha hecho al respecto son compartidas por otros economistas, incluso premios Nobel, que hacen una crítica del dogma absoluto de las finanzas, del mercado. Lo que hace el Papa es una formulación pastoral, no una crítica técnica. Lo que pide es que la economía recupere su verdadera identidad y vuelva a ser una ciencia humanista que ayude a sostener la humanidad, no a destruirla, como hemos visto con la crisis financiera.
-¿Cómo va la reforma de la curia?
-Muy lenta. Se está trabajando en la integración de algunos organismos, pero las estructuras tienen siglos de historia, son complejas y en ellas hay personas que muestran resistencias a los cambios. El Papa Francisco esperaba llevar a cabo la reforma con mayor celeridad, pero va muy lenta. Pero la idea se mantiene y es necesaria, porque hay una estructura elefántica y los escándalos actuales demuestran que hay cosas que cambiar.
Las cuentas de la Iglesia a examen
La Santa Sede va a encargar una auditoría externa de sus finanzas a PricewaterhouseCooper (PwC) que actuará de revisor, tal y como informó ayer el Vaticano. En concreto, la consultora PwC trabajará en estrecha colaboración con la Secretaría para la Economía del Vaticano (creado por el Papa Francisco en febrero de 2014) y comenzará de forma inmediata a trabajar en la auditoría de las finanzas de la Iglesia del año 2015, añadieron las mismas fuentes.·
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