Iglesia Católica
Luis Antonio Tagle: «Los refugiados están siendo rehenes de la burocracia»
El cardenal de Manila es uno de los purpurados más cercanos al Papa Francisco y presidente de Cáritas Internationalis. Fue uno de los papables en el último cónclave y con probabilidad seguirá en la lista.
El cardenal de Manila es uno de los purpurados más cercanos al Papa Francisco y presidente de Cáritas Internationalis. Fue uno de los papables en el último cónclave y con probabilidad seguirá en la lista.
Lleva pocos días en Madrid y el cardenal Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila y presidente de Cáritas Internationalis, ya se ha ganado a un montón de gente. Su cercanía, su humor y simpatía se sobrepusieron a un viaje en avión que rozó las 20 horas y a las numerosas solicitudes que le llegaron por su presencia en la capital de España y que incluye hoy una eucaristía con la comunidad filipina. El motivo principal de su visita fue su intervención en la Semana Nacional de Vida Religiosa, que organiza cada año el Instituto Teológico de Vida Religiosa, dependiente de los Misioneros Claretianos, y que es ya una referencia dentro y fuera de nuestro país. Allí le acogió un auditorio entregado y encantado con el testimonio de Tagle, papable en el último cónclave y que seguirá siéndolo en el futuro. En Reino Unido, lidera las apuestas para suceder al Papa Francisco. No le afecta: «Me lo tomo a broma».
–Se habla de Asia como un continente de futuro para la Iglesia...
–Asia es muy particular. Allí se recibió el cristianismo antes que en muchos otros lugares, pero sigue siendo una comunidad pequeña y se mantiene como un territorio de misión. Hoy, el gran desafío es lo que llamamos «inculturación», porque allí el cristianismo sigue representando algo foráneo, una religión europea. Estamos dando lo mejor de nosotros mismos para redescubrir el carácter asiático del cristianismo.
–Francisco es el Papa de las periferias. ¿Qué balance hace de los tres años de pontificado?
–Una de las grandes contribuciones de este Pontífice, aunque no haya hecho nada más que ser el Papa Francisco de América, es la de abrir el gobierno central de la Iglesia, su símbolo en Roma, a todo el mundo. Además ha traído la filosofía y la teología de América Latina. De ahí su mensaje de misericordia y compasión, su interés por las periferias, la inclusión de las mujeres en el Lavatorio de los Pies... Son cosas que ya se hacían en Latinoamérica. La cuestión es que hasta no hace mucho la voz dominante en la Iglesia era la europea y ahora hay muchas voces.
–Otro Pontífice importante para usted fue Benedicto XVI. Le hizo cardenal en 2012. Recientemente, su secretario dijo que se iba apagando como una vela...
–La última vez que le vi fue en la beatificación de Pablo VI. Lo vi débil físicamente, necesitaba ayuda para caminar. Pero su mente estaba muy clara. Lo primero que hizo al verme fue dirigirse a mí y preguntarme sobre la situación en Filipinas. Repito, tiene la mente muy clara.
–¿Cree que el Papa Francisco podría renunciar como lo hizo Benedicto XVI?
–Francisco ha explicado en alguna ocasión que lo que hizo Benedicto XVI no fue una cuestión personal, sino más bien institucional. La posibilidad de renunciar está ahí, pero él no ha dicho que vaya a renunciar. En cualquier caso, creo que no dudaría en hacerlo si no se viera con fuerzas para ejercer el ministerio petrino.
–El próximo viernes conoceremos la Exhortación Apostólica «Amores Laetitia» de Francisco sobre la familia. ¿Qué espera de ese documento tras los intensos sínodos?
–Todavía no he leído el documento, pero creo que la exhortación va a recoger los distintos puntos de vista expresados durante los dos sínodos. Creo, además, que pondrá de manifiesto la belleza del matrimonio, que es bueno casarse y tener una familia. Es un valor para la sociedad y para la Iglesia. En segundo lugar, también abordará la integración en la comunidad cristiana de las familias que tienen dificultades, problemas, se han alejado de la Iglesia o se sienten distanciadas. Habrá una referencia del Papa a estas personas. Y por último, pondrá de manifiesto la misión de la familia en la sociedad y en la Iglesia, porque no sólo recibe, sino que también tiene que dar. La familia tiene que ser más activa en su misión en el mundo, sobre todo, a la hora de promover una sociedad más justa, más verdadera y más pacífica.
–Usted, como presidente de Cáritas Internationalis, ha podido comprobar el sufrimiento que hay en numerosas partes del mundo. ¿Qué es lo que más le ha impactado?
–Lo realmente impactante es el dolor de los inocentes, que no entienden lo que les sucede. No entienden lo que les pasa, pero son las víctimas. Me vienen a la mente los niños que he visto en los campos de refugiados. Ellos no participan de las causas del conflicto, pero son los primeros que sufren. Es una gran injusticia.
–¿Qué opinión le merece la respuesta que está ofreciendo Europa a la crisis de los refugiados?
–Hay demasiada política. Todo el mundo ve una crisis humanitaria, pero la respuesta no es humanitaria. Los refugiados están siendo rehenes de la burocracia y de las negociaciones políticas. No hay voluntad para ayudar al ser humano. No hay que olvidar, como defienden numerosos ciudadanos, Cáritas, la Iglesia católica y otras confesiones, que éste es un problema humano, que no hablamos de números, sino de personas. Son seres humanos que necesitan atención y amor. Todo cambiaría si los dirigentes europeos se encontraran con las personas que sufren. Entonces, el problema de los refugiados se convertiría en una crisis humanitaria.
–Los refugiados huyen del terrorismo que también golpea a Europa. ¿Qué repuesta necesita este desafío?
–La Iglesia propone la alternativa al terror, que es el camino de Jesús. Otra de las propuestas es la de promover el diálogo interreligioso, pues todas las religiones tienen un secreto para vivir en paz. Y, finalmente, es muy importante la integración social. Hemos aprendido tras los ataques en Bruselas que la gente reclutada no estaba integrada, estaban frustrada y tenía odio. Esto debería verlo Europa y actuar.
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