Educación
Ofensiva de la Iglesia para que haya Religión en Bachillerato
El secretario general del Episcopado acude hoy al Ministerio de Educación.
Cuando el Gobierno del Partido Popular planteó una reforma educativa, desde la Iglesia se vio la oportunidad de que, de una vez por todas, se otorgase a la asignatura de Religión el estatus que le corresponde, tal y como se reconoce en los Acuerdos entre la Santa Sede y el Estado Español, una norma internacional con rango de ley orgánica. La demanda era la siguiente: la oferta de la asignatura, que es optativa, en todas las etapas educativas y el establecimiento de una alternativa que había sido suprimida con el Gobierno de Zapatero. Todo ello, para garantizar que los padres puedan elegir para sus hijos eduación religiosa si así lo quieren.
Con la ley aprobada y en periodo de implantación, los obispos ven la Lomce como una oportunidad perdida, pues, aunque se han solventado algunas deficiencias, permanecen otras. Fundamentalmente, la oferta de esta asignatura en Bachillerato queda al albur de los centros junto con otras 11 asignaturas, de las que hay que elegir tres. La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha insistido en los últimos años en la crítica a esta deficiencia, que ahora confirman los decretos de algunas comunidades autónomas, que son las que regulan la Religión. El secretario general y portavoz de la CEE, José María Gil Tamayo denunciaba el pasado mes de abril las trabas que algunas comunidades autónomas estaban poniendo en este sentido a la asignatura. También afirmaba: «La clase de Religión es un derecho de los padres y el Estado tiene la obligación de facilitárselo, no sólo de reconocerlo. La enseñanza religiosa en España no es obligatoria, va el que quiere».
El propio Gil Tamayo llevará este asunto a la reunión que mantiene hoy en el Ministerio de Educación con Marcial Marín, secretario de Estado de Educación, una reunión que se produce en el marco de los cambios producidos en el departamento que ahora dirige el ministro Íñigo Méndez de Vigo.
Al margen de lo que pueda resultar de esta primera toma de contacto, lo cierto es que la Iglesia española, a través de cada diócesis, está trabajando para que se respeten los Acuerdos Iglesia-Estado y, por tanto, para garantizar el derecho de los padres a elegir para sus hijos la clase de Religión. Algunas de ellas están acudiendo a la vía judicial, incluso con éxito. Es el caso de Baleares, donde el Obispado de Mallorca presentó un recurso contencioso-administrativo contra el decreto de Bachillerato que el Tribunal Superior de Justicia de Baleares accedió a tramitarlo de urgencia, por lo que el decreto queda paralizado y obliga a que la clase de Religión se oferte obligatoriamente en Bachillerato.
En Asturias, el Arzobispado de Oviedo presentó otro como el de Baleares aunque, en este caso, la Justicia ha desestimado tramitarlo por vía urgente, por lo que el decreto se aplicará tal y como lo ha establecido la comunidad autónoma, dejando a los centros la decisión de ofrecer o no la asignatura.
Por su parte, los obispos de Andalucía, tras años de demandas sin escuchar, recurrieron el pasado martes a la vía judicial, aunque el caso de la comunidad que gobierna Susana Díaz es diferente, pues la aplicación de la nueva ley lleva un año de retraso con respecto al resto de España y no se han publicado los decretos de aplicación, sino orientaciones para ordenar los currículos de Secundaria y Bachillerato. En cualquier caso, según explicó a LA RAZÓN el secretario técnico de Enseñanza de los obispos andaluces, José Rafael Rich, las instrucciones publicadas por la Junta perjudican de facto a la asignatura de Religión. En primer lugar, denuncia que en el Bachillerato de Arte no aparece la Religión como optativa, de modo que los alumnos que opten por esta vía no podrán cursarla. Además, los que quieran decantarse por el Bachillerato bilingüe se encontrarán con la misma situación. En este caso, el motivo por el que no la podrán cursar no es porque no se oferte, sino porque deben elegir obligatoriamente una asignatura en el segundo idioma.
En otra comunidad autónoma donde hay problemas es Aragón. Allí, los obispos no han emprendido acciones judiciales, aunque tampoco las descartan. Un obispo consultado por LA RAZÓN explica que «es partidario del diálogo y de no romper la baraja», pero añade que «igual no queda otro remedio». Por lo pronto, y tras una reunión con la consejera de Educación del Gobierno aragonés, Mayte Pérez, en la que abordaron las instrucciones sobre la ordenación de Secundaria y Bachillerato, los obispos de esta región publicaron una dura nota en la que se muestran su «gran preocupación» por la situación en la que se deja a la Religión. «Nos vemos en la obligación de destacar y lamentar que en las mencionadas instrucciones se vulneran derechos fundamentales de los padres, alumnos y profesores de Religión», se lee en el comunicado. Además, denuncian que se vulneran los Acuerdos entre la Santa Sede y el Estado Español y pide a los padres que «tomen conciencia de que esta situación lesiona sus derechos en lo relativo a la formación religiosa y moral de sus hijos».
Fuentes episcopales no descartan que tras los recursos presentados y las manifestaciones públicas, los obispos de otras comunidades autónomas vean en los tribunales la defensa de la Religión, que sigue siendo de elección mayoritaria.
Una materia que elige el 63,5%
La asignatura de Religión la estudian el 63,5 % de los alumnos en España, según los datos de la Coferencia Episcopal relativos al curso pasado, lo que significa que 3.521.370 alumnos reciben enseñanza religiosa católica en España, un porcentaje que ha ido bajando progresivamente con los años. El curso 2013-2014, eligieron esta materia el 65% del alumnado, y el anterior el 66,7%. Los obispos consideran que este porcentaje ha bajado a lo largo de los años por el «maltrato» que han dado las diferentes leyes educativas a la materia. Tampoco han ayudado la burocracia y los «complicados trámites» que se exigen a los padres cada año para apuntar a sus hijos, cuando en realidad se debería permitir que dejen de recibir la asignatura los alumnos que lo solicitan y no al contrario. Los obispos afirman que la materia «ayuda a descubrir la dimensión religiosa que forma parte de la persona desde la infancia».
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