Salud

Disfagia, la secuela del Covid-19 que provoca desnutrición

El 55% de los pacientes hospitalizados por coronavirus sale de la UCI con problemas de deglución. Una dieta adaptada y el trabajo del logopeda son claves para su recuperación

Cvirus.- UCI Hospital Toledo participa en un artículo sobre traqueotomía publicado en una reputada revista británica
El 55% de los pacientes que ha estado hospitalizado por coronavirus y ha sido intubado presenta problemas para tragar y nutrirse correctamenteJCCM (Foto de ARCHIVO)24/04/2020larazonJCCM

Lo hacemos sin pensar, de manera automática, a pesar de la trascendencia que tiene. Tragar parece un simple gesto que pasa desapercibido, pero el Covid-19 también se ha llevado por delante la capacidad de los afectados para hacerlo con normalidad: el 55% de los pacientes que ha estado hospitalizado por coronavirus y ha sido intubado presenta problemas para tragar y nutrirse correctamente, según confirma un estudio del Hospital de Mataró (Barcelona) dirigido por Pere Clavé, presidente de la Sociedad Europea de Trastornos de Deglución.

Es lo que se conoce como disfagia, un problema que, si no se diagnostica a tiempo y no se trata correctamente «en pacientes con Covid-19 puede derivar en una mayor incidencia de sobreinfecciones respiratorias, neumonía aspirativa, deshidratación, malnutrición, reintubaciones en pacientes post UCI, prolongación de los días de ingreso e, incluso, de incremento de mortalidad en el hospital», advierte Clavé.

¿Qué es la disfagia?

La disfagia «es una alteración de la deglución tanto en el transporte de la saliva como de los alimentos. La persona que la padece tiene dificultades para formar en la boca el bolo alimenticio o para que éste se desplace hasta el estómago con normalidad», explica Elena Escudero, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Interna, SEMI, e internista especializada en Nutrición Clínica en el Hospital Infanta Sofía de Madrid.

Pero esta disfunción no es nueva, ni propia del Covid-19, pues se trata de uno de los problemas más habituales con los que tienen que lidiar los especialistas de medicina intensiva en las UCIS. «Los estudios reflejan que, por lo general, uno de cada tres pacientes que pasa por la UCI sale de ella con el diagnóstico de disfagia. Sin embargo, esta cifra se ha multiplicado durante la crisis del coronavirus, aunque no tenemos datos certeros», advierte Itziar Martínez de Lagrán, miembro del Grupo de Trabajo de Metabolismo y Nutrición de la Sociedad Española de Medicina Intensiva (Semicyuc).

¿Por qué aparece?

Las razones que han disparado las cifras de disfagia durante la pandemia son varias. «Ante la insuficiencia respiratoria de estos pacientes ha sido necesario intubar, pero durante mucho más tiempo de lo habitual, ya que, de media, los afectados Covid-19 han pasado como mínimo dos semanas en la UCI, alargándose en muchos casos hasta los 50 y 60 días. Y cuanto más extensa es la estancia mayor riesgo de disfagia existe», asegura Escudero.

Al tiempo se suma «la debilidad muscular, que resulta el factor más decisivo», destaca Martínez de Lagrán, quien detalla que esa debilidad muscular se ha disparado como resultado de varias circunstancias: «los pacientes han estado sedados de manera muy profunda y se han empleado fármacos que aumentan la relajación muscular. Además, en condiciones normales, a las personas ingresadas en UCI se les intenta mover poco a poco para disminuir la pérdida de masa muscular, pero en esta pandemia la escasez de medios y el gran número de afectados ha imposibilitado el trabajo de rehabilitación», reconoce.

disfagia una patología desconocida
disfagia una patología desconocidaJosé Maluenda

Dieta completa

Ante la dificultad de tragar, resulta esencial diagnosticar el problema a tiempo. «Entre los síntomas que sirven de voz de alarma está toser al comer, aunque en pacientes Covid-19 puede deberse a la enfermedad. Por ello, hay que vigilar si está acompañada de sensación de ahogo, de más saliva, de la necesidad de realizar un mayor número de movimientos para tragar, que haya cambios en la voz, etc. Ante estos síntomas es recomendable actuar para evitar la desnutrición», asegura Escudero.

¿Y cómo se actúa? A nivel nutricional «hay que pautar una alimentación muy completa, tanto hipercalórica como hiperproteica, pero hay que hacerlo transformando el menú a la textura adecuada según las necesidades del paciente (néctar, miel o pudding). Para ello, podemos ofrecer una alimentación básica adaptada, módulos espesantes, agua en forma gelificada y, si es necesario, se indicará suplementaciónoral de textura adaptada, siendo muy adecuada la viscosidad miel en este caso», aconseja Escudero, quien recuerda que esto «también puede realizarse en casa con comida de cocina normal pero con la textura adecuada a cada circunstancia».

Logopedas, un papel esencial

La buena noticia es que, «en la mayoría de los pacientes, la disfagia remite al cabo de entre tres y seis meses», asegura Martínez de Lagrán. Para ello el papel del logopeda resulta clave, «pues es el encargado de solucionar este problema, evaluando la situación e interviniendo en la recuperación del paciente, trabajando su musculatura, en muchos casos hay atrofias musculares provocadas por el tiempo de intubación; enseñando posturas compensatorias para tragar, maniobras deglutorias, volumen del bolo, textura, etc.», recuerda Marga Durán, vocal del Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid.

El trabajo realizado con estos pacientes resulta arduo. «La importancia de un equipo multiprofesional es imprescindible, como nutricionistas que valorarán los niveles necesarios de nutrición e hidratación, el ORL que realiza las exploraciones y las pruebas necesarias de videofluoroscopias, etc. Con toda esta información y un test de volumen y viscosidad MEC-V que puede pasar el médico rehabilitador, enfermería o los logopedas mismos, elaboraremos el programa de intervención que siempre será personalizado de acuerdo a las condiciones del paciente y con el objetivo de conseguir su mejoría y recuperación total, mejorando su calidad de vida», detalla Durán.

El logopeda también interviene en otros tipos de secuelas que padecen estos pacientes como alteraciones en la voz producidas por las traqueotomías y las alteraciones musculares, así como en las alteraciones neurológicas y trastornos cognitivos provocadas durante el periodo de ingreso y que pueden manifestarse con disfunciones ejecutivas y apatías. «Pero lo que aún no sabemos es el tiempo que durarán, si serán transitorios o permanentes. Pero ahí estaremos los logopedas para ayudar a solucionarlos con nuestra intervención y en todas estas secuelas con ayuda de las familias que les darán fuerzas para seguir avanzando en su curación», concluye la vocal del Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid.