Estados Unidos
Antonio Esteve, presidente de Farmaindustria: «Somos atractivos para la inversión extranjera»
«La percepción del valor del medicamento no se tiene en consideración», explica. «Nuestra posición durante estos dos últimos años ha sido de gran solidaridad, respondiendo a lo que el país necesitaba».
Su papel como representante de la industria farmacéutica durante dos años va a coincidir con el final de una legislatura y el principio de otra. Un momento que se prevé convulso.
- ¿Cómo está la situación y qué es lo que se espera a corto plazo?
- El sector reprensenta una actividad económica que no tiene periodos, tiene una vida y, por lo tanto, su misión es crear productos que sean útiles en el sistema sanitario para abordar situaciones patológicas en las que el medicamento puede jugar un papel clave. Tenemos un panorama desde la perspectiva político-económica complicado. Económicamente buenas noticias puesto que parece que la economía española se está recuperando y permitirá encontrar soluciones más ventajosas. Desde el punto de vista político, pedimos que sea lo más estable posible y que el proyecto de país pueda tener continuidad. En cuanto a necesidades es importante la actividad empresarial farmacéutica innovadora, que exige esa continuidad basada en inversiones, en asumir riesgos, hacer apuestas altamente innovadoras, lo cual tiene un componente de incertidumbre y que sólo es asumible cuando podamos abordarlo con confianza. Cuanto mejor entendamos cómo debe ser nuestro mañana, nosotros como empresarios podremos responder mejor a los retos empresariales y a lo que se espera de nosotros.
- ¿Se prevé, a corto plazo, un periodo de estabilidad?
- La estabilidad es un elemento fundamental. Estos últimos años han sido muy perjudiciales para el sector farmacéutico. Esto desanima mucho y con este tipo de medidas se desincentiva al empresario, a las compañías internacionales a apostar por el país. etc. Nuestra posición durante estos dos últimos años ha sido de gran solidaridad, reconociendo un contexto muy complicado y hemos respondido adecuadamente a lo que el país en ese momento había formalizado como apuesta de recuperación, es decir, disminución de presupuestos, regular el acceso a los medicamentos... Ha habido grandes retrocesos con un impacto directo en nuestras empresas.
- ¿Qué papel juega la industria farmacéutica en la recuperación económica de España?
- Hay algo que es irrefutable: aquella sociedad que más echa en falta un sector farmacéutico es aquélla que no la tiene. Somos un sector deseado especialmente en sociedades que no disponen de un sector como el nuestro. Cualquier sociedad que aspire a generar riqueza interna social es aquella que debe apostar por la innovación, el empleo cualificado, la industrialización, la capacidad de producir y todo esto al final se traduce en capacidad de competir con su entorno y de exportar e internacionalizar su actividad. Éstos son los cuatro rasgos fundamentales que las economías modernas aspirarn a incorporar para poder ganar en competitividad. El sector farmacéutico reúne estas cuatro cualidades de una forma irrefutable. Nosotros, si no somos capaces de acceder al talento, a la gente joven, y aprovecharlo y dedicar esfuerzos para innovar, no somos capaces de tener una buena presencia industrial y no somos capaces de exportar. Nos falta camino por recorrer para alcanzar un nivel más competitivo que nos ponga más en línea con los países a los cuales nos gusta referenciarnos: los cuatro más importantes de Europa y, Estados Unidos, en particular.
- Desde fuera se ve a España como un buen lugar para hacer ese desarrollo, esa I+D. ¿En España podemos decir que tenemos un gran tejido industrial farmacéutico, ya que multinacionales como Lilly y Bayer, entre otras ha apostado por nuestro país pese al marco económico?
- Afortunadamente hemos y somos sido un país atractivo para la inversión extranjera y esto se demuestra que en un gran número de compañías han apostado por nuestro país para desarrollar actividades de distinto tipo: centros de producción, centros de I+D, representación de actividad internacional... Se ha demostrado que ha sido muy positivo y ha representado una gran oportunidad sobre el sector sanitario, que se ha visto enriquecido de la presencia activa de multinacionales en España. Además ha tenido un impacto importante en su entorno: ha generado empleo, oportunidades, ha mejorado la capacidad exportadora... Haber traído esas inversiones invita a marcar políticas de cara a un futuro porque debemos apoyar a que esas empresas continúen apostando por España y reconozcan aquí unas cualidades y capacidades que le hacen candidata a realizar inversiones en el ámbito que sea dentro de la actividad farmacéutica.
- ¿Cómo influye esto en la industria española?
- La estabilidad política es fundamental para todos. Esto es aplicable para atraer inversiones para que desde España se pueda responder a las necesidades empresariales. Cuanta más estabilidad más fuertes serán nuestras empresas.
- ¿Cómo está la salud de los laboratorios españoles?
- Estamos ilusionados con el futuro porque somos unos aventureros y empresarios con vocación, que llevamos muchos años y sentimos con orgullo aquello que hacemos, que pensamos que es bueno para nuestras empresas, nuestro entorno, país y no debemos nunca desfallecer y seguir forjándonos nuestro futuro. Es cierto que hay momentos en los que nos sentimos incomprendidos, no nos sentimos suficientemente apoyados, reconocidos, pero cuando conseguimos poner un nuevo producto y podemos observar y vivir el beneficio que esto produce –especialmente cuando recuperamos ese sombrero de paciente– eso no tiene nombre y esto lo que hace es retroalimentar la vocación y el compromiso. Por tanto, la industria nacional ha vivido o está viviendo situaciones muy complicadas con muchas incertidumbres. No olvidemos que cuando se producen situaciones críticas en materia económica, regulatoria, de acceso... formamos parte de los más débiles y aún así pensamos y creemos que merece la pena continuar apostando por nuestra actividad, porque que genera valor, riqueza y es bueno para el país. Estamos muy activos a la hora de buscar ese apoyo, ese reconocimiento que creo que es bien merecido.
- ¿Considera que la imagen de la industria farmacéutica de cara a la población está llegando bien o habría que mejorar algunos aspectos?
- Absolutamente. Es una cuestión de comunicación. Nos damos cuenta de que no trasladamos bien el papel que tiene el sector farmacéutico en el sistema sanitario y en la sociedad. En muchas ocasiones, se cuestiona su comportamiento, creo que por falta de conocimiento. Ante todo soy muy respetuoso con la opinión pública y, por lo tanto, asumo que no es una cuestión de que todo el mundo esté equivocado, sino que nosotros no hemos sabido explicar suficientemente bien cómo hacemos y cómo participamos del bienestar de ese país y de la capacidad de generar riqueza. Todo eso al ciudadano le pasa inadvertido y es una lástima porque hay mucho detrás.
- Los pacientes, sobre todo a raíz del problema de la hepatitis C, se quedan con que los fármacos son caros. Pero nadie se ha cuestionado si hay fármacos caros en otras patologías y por qué lo son. ¿Cómo se puede hacer que se tome el valor que merece?
- Es algo con lo que debemos convivir. El ser caro o barato es relativo porque si el antiviral para la hepatitis C costara mil euros también sería caro: es menos que 25.000, pero sería caro para la sociedad porque los ciudadanos consideran que un fármaco que supere el euro y medio es caro. Es una situación dramática porque la percepción del valor del medicamento no se tiene en consideración. Una cosa es el valor y otra es el precio. Lo que está claro es que el precio siempre será la forma de traducir este valor en materia económica. Lo que se debe analizar es el valor y es tan sencillo como que salvan vidas.
- Esto nadie se lo cuestiona en otras patologías, como en oncología. Se ha invertido mucho y no son fármacos «económicos»...
- Vamos a hablar de fármacos que salvan vidas. Que alguien lance un bravo para la industria farmacéutica, que ha conseguido poner a disposición del sistema fármacos que salvan vidas. ¿Una vida es cara o barata? Salvamos vidas y merece la pena celebrar esto, pero nadie lo celebra. Pienso que a Farmaindustria se le debería hacer un monumento porque estamos aportando soluciones capaces de resolver la amenaza en la vida, es lo más importante a lo que aspiramos. No estamos vendiendo neveras, ni hacemos kilómetros de AVE, ni componentes para el automóvil. Estamos haciendo productos que salvan vidas y esto exige una gran sensibilidad. Quien quiera dar una traducción estricta y directamente económica a esto, mal, porque no lo entiende. Es tan importante que no sólo desde nuestro compromiso con la sociedad el que seamos capaces de aportar soluciones terapéuticas en forma de productos que salven vidas como estamos demostrando sino que también debe ser parte del compromiso con la sociedad el que estos productos sean accesibles y lleguen a los pacientes de forma asequible y no rompa con los sistemas sanitarios ni con una coherencia que debe existir para una necesidad imperiosa de nuestra actividad, que es que sea estable. Desde Farmaindustria debemos velar porque el sistema sanitario no sólo sea sostenible, sino que lo sea de aquí a cinco años, porque como empresas lo que hacemos es trabajar para cinco años. Mi preocupación como empresario es que en 2020 sigamos existiendo. Mi cliente principal es el país, el sistema sanitario, y tenemos la obligación de pensar en que aquellas actuaciones que hagamos hoy aporten esa estabilidad. Podemos contribuir a esa estabilidad al establecer políticas y mecanismos que hagan que nuestros productos hoy puedan ser asequibles, que no rompan el sistema. Y que esta accesibilidad pueda responder y retroalimentar mi desarrollo empresarial, que es seguir apostando para ese futuro.
- Pero el debate de los fármacos de la hepatits C, ¿ha dejado mella en la industria?
- Desde la perspectiva económica y con todo el debate social que ha generado, creo que se ha creado una situación de debate político-económico sin estar suficientemente estructurado y sin partir de una base de que estamos hablando de pacientes, de productos altamente eficaces que son eficientes y a los que se les otorga un precio, es decir, una percepción económica de lo que uno está dispuesto a pagar por el valor que realmente tiene. Si somos capaces de adquirir esta perspectiva, podremos llegar a responder satisfactoriamente desde la industria. Hay mecanismos para que esto pueda tener solución, pero implica hacer sacrificios por todas partes. Unos con la industria, porque debe asumir ese compromiso de que sus productos sean accesibles y por lo tanto trabajar para que el precio que se le otorga a ese producto sea el más adecuado posible. Por parte del sistema, que es con quien negociamos estos precios, también debe haber una accesibilidad sobre cómo priorizar sus recursos. ¿Es el presupuesto sanitario suficiente? ¿Está preparado para acometer estos retos de acceder a grandes innovaciones que son costosas? Exige un sacrificio, una reflexión profunda por parte de todos y cuando hay la voluntad de sentarse para resolverlo, la actitud de la industria siempre es pro. Desde Farmaindustria lo tenemos muy asumido culturalmente porque queremos que los fármacos lleguen es nuestro compromiso.
- Ese acceso varía entre unas comunidades y otras...
- Esto es política interna de país. España asume que las políticas internas de las comunidades autónomas sea diferentes unas de otras y esto generará, eventualmente, ciertas diferencias en el caso nuestro y pueden responder a falta de equidad y no sólo en acceso a fármacos, sino en asistencia sanitaria. Esto merece atención por parte de los políticos.
- ¿Qué va a suponer la entrada de los biosimilares y cómo los van a acoger los pacientes?
- El tema de los «genéricos-biológicos», es decir, los biosimilares, es un tema que está encima de la mesa, puesto que ya se están produciendo grandes aportaciones en este sentido. El debate se abre cuando no es un genérico del producto original, puesto que los productos biológicos tienen sus propias características que los hacen únicos y cuando uno es único no es sustitutible por otro que no es igual al original. Esto exige que desde la perspectiva clínica y de acceso se tenga en consideración estos elementos, lo cual los hace singulares. Desde la perspectiva de acceso a los mismos, nosotros desde el sector lo que defenderemos es que estos productos no sólo existan, sino que además garanticen su calidad y seguridad. Debe estar utilizado bajo un contexto diferente al de los genéricos convencionales.
El perfil
► Doctor en Farmacia por la Universidad de Barcelona
► Director de Esteve
► Presidente de Esteve Teijin Healthcare
► Presidente de Isdin
► Presidente de la Fundación Príncipe de Girona
► Presidente de la Fundación Catalana para la Investigación y la Innovación
► Vicepresidente de Farmaindustria
► Académico de la Real Academia de Farmacia de Cataluña
► Académico de la Real Academia de Medicina de Cataluña
► Académico de la Real Academia de Doctores de España
► Premio Ciril Rozman en 2013 otorgado por la Sociedad Española de Medicina Interna
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