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5 cosas que no sabías sobre la meditación
A pesar de que mucha gente tiene asociada la meditación con la práctica de yoga, la meditación en sí va mucho más allá. De hecho, se puede meditar sin tener que practicar yoga y así se ha hecho, durante miles de años, a través de todas las culturas que han encontrado en la meditación una importante fuente de salud espiritual. Hoy te contamos 5 cosas que seguro que no sabías.
A pesar de que mucha gente tiene asociada la meditación con la práctica de yoga, la meditación en sí va mucho más allá. De hecho, se puede meditar sin tener que practicar yoga y así se ha hecho, durante miles de años, a través de todas las culturas que han encontrado en la meditación una importante fuente de salud espiritual. Hoy te contamos 5 cosas que seguro que no sabías.
1. Dominio de tu mente
Es difícil silenciar nuestra mente, pero cuando meditamos sí que podemos callarla o al menos dirigirla. Es bueno ayudarse a través de un mantra (canción), o bien a través del compás de nuestra respiración para lograr dominar nuestros pensamientos. La idea es que mientas meditamos, vivamos el momento presente y no estemos pensando en lo que acabamos de dejar en la oficina o en la lista de la compra del viernes.
2. Meditar es cuestión de minutos
No hay reglas para la duración de una sesión de meditación e incluso a veces unos cuantos minutos bastan para equilibrar nuestros pensamientos. Bien es cierto que es interesante una práctica regular que nos ayude a acostumbrarnos pero cualquier momento de meditación en nuestra vida cotidiana estará bien. De ahí que por ejemplo practicar yoga sea importante para la meditación, ya que podemos aprovecharnos de las posturas, las respiraciones y del tiempo de práctica.
3. La importancia de la respiración
Meditar, el puro concepto de meditar, no puede ser más simple. En la meditación Zen, por ejemplo, solo tenemos que observar nuestra propia respiración. Una buena idea es sentarse en silencio y mantenernos quietos observando nuestra respiración, cada inhalación y cada exhalación. Simple, pero no fácil.
4. No luches contra tus pensamientos
Para la mayoría de los principiantes, cuando empiezas a meditar lo más difícil es lograr que la mente no se distraiga. Sin querer y sin darnos cuenta, habremos repasado las tareas de mañana, preocupaciones y todo tipo de ocurrencias. Es normal y no hay que sentirse frustrado. Lo importante es no detenerse en esos pensamientos, ser consciente de que están, pero dejarnos pasar. Ni detenerse ni oponerse a ellos.
5. Cualquier persona puede meditar
Contrariamente a la creencia popular, no hay restricciones de edad en la meditación. ¿Alguien planea cerrarse en banda a algo tan positivo para nosotros? La realidad es que hay muy pocas limitaciones sobre quién puede meditar, incluso si no eres una persona especialmente “espiritual”, también puedes hacerlo. Y debes. Cualquier opción que pueda mejorar nuestro equilibro mental y nuestra salud, es siempre bienvenida.
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