Una palmera más

«Sacamos lo que pudimos en esos 15 minutos»

Melisa Rodríguez, ex portavoz de Ciudadanos en el Congreso

La casa familiar de Melisa se encuentra en la localidad de Todoque
La casa familiar de Melisa se encuentra en la localidad de TodoqueInstagram

Ha sido una cara visible y pública en la política, pero una palmera más afectada entre los miles de evacuados. Hablamos con Melisa Rodríguez, ex portavoz nacional de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados, después de que pudiera acceder a la casa familiar ubicada en Todoque, uno de los últimos barrios urbanos que quedan antes de que la lava llegue al mar, algo que además, ya se duda por la lentitud y la desviación que ha tomado el magma en las últimas horas.

«Estuvimos una hora y media en el coche haciendo cola para llegar hasta la casa. Sabíamos por lo que había informado el Cabildo insular que solo tendríamos 15 minutos para sacar las cosas. La noche antes nos sentamos a hacer una lista para ir lo más rápido posible y llevarnos todo eso que no se puede comprar y que tienen un valor sentimental. Fotos, documentos y algunos muebles. Dentro de los nervios propios del momento intentamos memorizar la noche antes cada cuarto de la casa, como si fuera una cámara 360º y no perder tiempo», explica a LA RAZÓN.

Un recorrido por cada rincón, que es a su vez un recorrido a la memoria y a toda una vida. «Es una agonía, al llegar vimos la casa llena de ceniza y preocupados porque está en el camino de la lava, que está cogiendo mucha altura y desviándose hacia los lados en lugar de ir al mar. Ver caer las casas como si fueran de papel es tremendo».

Melisa se siente muy agradecida, como todos los palmeros, por la ayuda de los cuerpos de seguridad y protección civil desplazados en la isla. «Están siendo muy humanos. Los operarios de medioambiente te acompañan hasta tu casa por seguridad y ayudan, incluso, a sacar las cosas. Ellos mismos nos decían que si no nos queríamos llevarnos esto o aquello, pero que todo fuera rápido. Pero como ya sabíamos lo que sacaríamos fue más fácil. Sacamos todo lo que pudimos en esos 15 minutos. Hasta que ya te dicen: hay que irse».

A pesar de la incertidumbre y de que muchos de ellos, como la exdiputada, no hayan vivido nunca una erupción volcánica, entienden su propia idiosincrasia. «Es una dualidad, los palmeros somos conscientes de que vivimos en un terreno volcánico. Estas islas las construyeron los volcanes, pero nunca piensas que te va a pasar a ti. Al mismo tiempo sabes que estás viviendo algo histórico, pero pensar que cierras la puerta y no sabes si la volverás a ver es muy triste. Por eso creo que las declaraciones de la ministra Reyes Maroto fueron muy desafortunados, hay que tener más empatía política», añade.

El mismo domingo de la erupción Melisa fue evacuada dos veces. «De mi casa particular me trasladé a la casa familiar de Todoque, pero tuvimos que dejarla también». Ahora está en Los Llanos de Aridane, y ayudando a otros que como ella también lo necesitan. Mientras hablamos va camino del polideportivo con otros voluntarios.

En el desconcierto también hay margen para el recuerdo que los más mayores tienen de otras erupciones. «Mis padres y mi madrina vivieron la del Teneguía y cuentan que con aquél sentían más temblores que con éste. Además, esa zona estaba completamente deshabitada. Ese ha sido unos de los problemas a diferencia de éste, la elevada población».

Ahora muchos se preguntan qué va a pasar y dónde los reubicarán. Por eso el vicepresidente del Gobierno de Canarias, Román Rodríguez, ya se pronunciado al respecto y ha anunciado que el Ejecutivo regional comprará viviendas vacías en La Palma y habilitarán otras prefabricadas para los que han perdido sus casas. Mientras tanto, reubicarán a los afectados en instalaciones hoteleras o apartamentos. «Se está trabajando para reubicar a las familias, pero el gobierno nacional se tiene que implicar todavía más», advierte.

Pero las dudas y la incertidumbre ya no solo se centran en cómo será el futuro de los más de 6.000 evacuados, también la pregunta está ahora en cómo se reconstruirá esta zona que ya casi se confunde con el paisaje negro de su arena, esa seña de identidad tan características de sus playas. «Ahora surgirá una orografía nueva, la isla cambiará y crecerá hacia el occidente y tendrán que hacer un planteamiento específico para reconstruir la zona».

Como dicen estos días en la isla, «hasta que el volcán no se apague, La Palma seguirá estando en vilo».