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Las tres pistas que atascan la investigación
Algunos testigos sitúan a la joven en varios puntos pasadas las tres de la mañana: en el centro del municipio –tanto a las tres como a las siete horas– y en una zona cercana al muelle.
Algunos testigos sitúan a la joven en varios puntos pasadas las tres de la mañana: en el centro del municipio –tanto a las tres como a las siete horas– y en una zona cercana al muelle.
El paradero de Diana Quer sigue siendo una incógnita nueve días después de se perdiera su rastro. Los investigadores han vuelto otra vez sobre la pista que aportaron los testimonios de algunos vecinos, que podrían resultar reveladores para dar con la joven de 18 años. Si bien las teorías que maneja la Guardia Civil continúan siendo varias y todavía no hay datos concluyentes que permitan descartar ninguna de ellas, varias informaciones proporcionadas por vecinos de A Pobra do Caramiñal (La Coruña) situarían a Diana en diferentes puntos del pueblo pasadas las tres de la madrugada. Si bien la investigación continúa llevándose con el máximo silencio para evitar filtraciones que puedan entorpecer las tareas de búsqueda, los últimos datos revelados harían cambiar notablemente el relato de lo que pudo sucederle a la joven aquella madrugada del 22 de agosto en la que se pierde su pista. La noche en la que desapareció Diana, mandó un Whastapp a las 2:42 horas de la madrugada a un amigo de Madrid haciéndole saber que se encontraba asustada por los comentarios que le estaba profiriendo un hombre de mediana edad y piel oscura – «ven aquí, morena», la dijeron–. Aquella teoría se barajó y cogió peso en los primeros días. Sin embargo, ya no cabe ninguna duda de que la joven siguió usando su móvil hasta aproximadamente las 3:30 de la madrugada y que el entorno de los feriantes, al que pertenecía el hombre que la acosó verbalmente aquella noche, no guarda relación alguna con su desaparición. Se ha sabido después, asimismo, que Diana pasó por casa para cambiarse de ropa y volver a salir poco después.
Un poco después de las tres de la madrugada, algunos testigos la sitúan en otro lugar , en las inmediaciones del vial de acceso al muelle, hacia la gasolinera ubicada en A Pobra en dirección de A Covecha. Otros, apuntan a que fue vista horas más tarde, a primera hora de la mañana, en el centro de A Pobra, y que iría vestida con otra ropa – con un mono de color negro–. En este sentido, el alcalde de A Pobra do Caramiñal llama al sosiego y a la cautela. «Está claro que la Guardia Civil tiene pruebas claras y más que suficientes que permiten saber que Diana está bien después de mandar esos mensajes de whatsapp en los que dice sentirse asustada, pero hay que ser cautelosos porque hay muchos testimonios y la Guardia Civil cree que algunos datos podrían no ser completamente definitivos».
La familia de la joven ha expresado que no contempla la posibilidad de que Diana haya decidido marcharse por su propia voluntad ni que haya sido víctima de un secuestro cuyo móvil fuera el económico, puesto que no han recibido ninguna información que sostenga esa hipótesis y nadie se ha puesto en contacto con ellos para solicitar el pago de un rescate. La familia tampoco considera posible que su hija se haya suicidado.
La joven habría pasado por momentos complicados tras el divorcio de sus padres –que se produjo durante su adolescencia– y habría sido víctima de anorexia años atrás, pero, según han confirmado sus familiares, se encontraba en los días previos a la desaparición con muy buen estado de ánimo. Cuatro días antes de la desaparición de Diana se produjo una fuerte discusión familiar en la casa del Cabío donde pasaban las vacaciones la joven, su hermana y la madre de ambas. Estas dos últimas, hubieron de ser atendidas en un centro de salud del municipio aquejadas de una crisis de ansiedad. Sin embargo, ni su familia ni amigos consideran que este desencuentro pueda ser un motivo de peso que pudiera haber llevado a Diana a tomar la decisión de abandonar su casa, ya que defienden que se trata de discusiones que pueden darse en el seno de cualquier familia. La hermana de Diana, Valeria, será sometida a un análisis médico forense con el objetivo de poder aportar luz sobre los últimos días de su hermana antes de que se perdiera su rastro.
Lo que se sabe con absoluta certeza es que Diana no llevaba aquella madrugada el DNI encima ni ninguna tarjeta de crédito y que había salido a las fiestas patronales del Carmen dos Pincheiros sólo con veinte euros en el bolsillo. Todo ello hace que la familia siga sin considerar factible la posibilidad de que su hija abandonara el domicilio familiar por voluntad propia y se inclinan por la hipótesis de una «retención ilegal», tesis que han mantenido desde que denunciaron la desaparición de la joven el mediodía del pasado lunes.
Desde el inicio de esta semana, y tras nueve días sin pistas de ella, las labores de búsqueda son más intensas que nunca. La Guardia Civil intenta encontrar a la joven por tierra, aire y también por la costa. La Infantería de Marina está realizando diferentes rastreos por la ría de Arousa –que, por el momento, no han aportado ningún indicio sobre el paradero de Diana– y se están realizando batidas en el municipio. Si bien, al inicio de la investigación, se descartaba que la joven pudiera encontrarse en A Pobra, ahora no se descarta esa posibilidad y se continúan realizando búsquedas por la zona, que incluyen perros. Tal y como afirma el alcalde de la localidad, José Luis Piñeiro García, a partir del jueves los efectivos que se encargan de búsqueda de la joven contarán con la ayuda de un número importante de voluntarios. «Mañana queremos contar con treinta personas que ayuden en las tareas de búsqueda y, si se repiten las batidas el viernes, lo cual es muy probable, otros treinta». Los voluntarios provienen de distintas agrupaciones de protección civil de Galicia «y esperamos que su colaboración ayude a hallar a Diana lo antes posible».
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