Violencia de género
Batalla en las aulas para salvar a una generación
Orientadores y profesores realizan talleres en institutos para prevenir futuros conflictos.
«¿Vas a salir?». «Sí», responde ella. «Ok. ¿Me puedes enviar una foto tuya saliendo de casa? Quiero ver cómo vas vestida», añade él. Se trata de una breve charla por WhatsApp que abre un debate muy amplio. La muestran Garazi Alkiza y Leticia García, dos orientadoras que trabajan en colegios de Palencia, Salamanca y Valladolid, en sus encuentros con estudiantes. A lo largo de cada trimestre realizan una sesión de una hora con alumnos de 3º y 4º de la ESO, dentro de los programas organizados por los Ayuntamientos para concienciar sobre la violencia de género. ¿Qué opinan chicos y chicas, de 14 a 16 años, de conversaciones como las que abren estas líneas? «Hay chavales que están bastante concienciados... pero otros asumían como normal el hecho de controlar a tu pareja con el móvil», afirma Alkiza. No en vano, en ellos y ellas se puede escuchar la siguiente frase: «Los celos son normales cuando quieres a alguien. Si no los tienes, no quieres a tu pareja». Lo peor es que hay chicas que adoptan ese rol sumiso. «Vemos que hay mucho machismo entre mujeres: “Él me controla, me dice lo que me tengo que poner...” ¡Con lo que hemos tenido que luchar las mujeres!», se sorprende García.
Las conversaciones de móvil son sólo una pequeña parte de lo que se habla. También hay espacio para la música. Analizan temas de reguetón como los del colombiano Maluma («Felices los cuatro»), acusado de hacer apología del machismo. Asimismo, han escuchado «Mayores», de Becky G. «A mí me gustan más grandes/Que no me quepa en la boca/Los besos que quiera darme/Y que me vuelva loca», dice la letra. «Ni siquiera saben lo que significa», dice García.
«Intentamos que ellos participen y se den cuenta de que existen factores de riesgo, que vean los indicios de una situación violenta y puedan ponerle freno», describe Alkiza. En general, son muy participativos. Y hay reacciones que llaman la atención. «Si a un chico ya le has dicho que sí y, después, no quieres seguir, te aguantas y sigues», compartían no hace mucho unas estudiantes de su clase. Mientras, en la clase de García se leía a los alumnos un relato de maltrato y ellos, con los ojos cerrados, tenían que levantar la mano si respondían afirmativamente a dos preguntas: ¿cuántos habéis vivido esta situación? ¿Cuántos de vuestros familiares la han vivido? A la primera, muchos la levantaron; a la segunda, «todo el mundo». ¿Y actuarían si fueran testigos? «Si me meto, igual me la llevo yo...», respondía uno.
La orientación también la llevan a cabo los docentes. Es el caso de Virginia. Profesora de lengua en un centro de Parla (Madrid), dota a los tutores de un programa de acción en «educación en valores». Los tutores de 1º a 4º de la ESO trabajan, durante una hora a la semana, cuestiones como el «bullying», el sexo y la violencia de género. Por ejemplo, leen una información sobre un crimen machista y, después, cada uno lo interpreta. «Algunos pueden llegar a pensar que la víctima se lo estaba buscando», dice Virginia. Ayer organizaron un acto contra la violencia machista: cada clase eligió un color diferente, interpretó un baile y leyó un manifiesto por la igualdad.
Sin embargo, otras asignaturas también sirven para empoderar a las mujeres. Por ejemplo, en Historia, un profesor reseña la importancia de Clara Campoamor, impulsora del sufragio femenino en España, y de la actriz Marilyn Monroe. Dos personalidades «opuestas, pero iconos cada una en su época».
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