Sevilla

«Caso Marta del Castillo»: una enfermera, clave en la nueva búsqueda

Vio a tres jóvenes empujando una silla de ruedas en el recorrido que lleva a la zona del rastreo

El abuelo de Marta, a orillas del Guadalquivir, en el punto donde se buscará el cuerpo
El abuelo de Marta, a orillas del Guadalquivir, en el punto donde se buscará el cuerpolarazon

Vio a tres jóvenes empujando una silla de ruedas en el recorrido que lleva a la zona del rastreo

Ocho años después de que Miguel Carcaño la asesinara, Marta del Castillo sigue desaparecida. Esta próxima semana la Policía buscará su cuerpo en la dársena del río Guadalquivir, justo enfrente del Centro Especializado de Alto Rendimiento y Piragüismo la Cartuja, para lo que tendrán que cortar el tráfico fluvial en ese punto. Este es el sexto rastreo oficial que, una vez más y a pesar de los fracasos, encabeza la misma inspectora jefe, ex responsable del Grupo de Menores. Las cinco anteriores, promovidas por la misma inspectora, se desarrollaron en el río Guadalquivir, en Camas, en el vertedero de Santa Marta, en la finca de la Majaloba y en una zona conocida bajo el nombre de Caño Ronco. A pesar de los enormes esfuerzos de capital humano y el tiempo invertido, todas sin excepción concluyeron tristemente en rotundas decepciones. Se trata de una espina clavada en el orgullo de esta agente que no ha logrado resolver un misterio que a diario atormenta a Eva Casanueva y Antonio del Castillo, los padres de la joven. Quizá su férrea determinación impulsó al equipo a realizar algunos rastreos «extraoficiales». Por ejemplo, se hizo caso de una vidente procedente de Galicia que llegó con una sábana blanca colgada del brazo. «Para tapar el cuerpo cuando la encontremos», se justificó. En aquella ocasión, se cavó un profundo agujero en el lugar que la mujer indicó, pero no hubo suerte. También de forma oficiosa se peinó una zona del río Guadalquivir, cerca de la Isla Menor, al sur de la capital hispalense, por indicación de una parlanchina pitonisa a la que se subió en un barco para que les señalase el lugar exacto. Sin éxito.

En esta ocasión la búsqueda no la impulsan visiones, ni bolas de cristal, sino que es fruto de un estudio elaborado por un geofísico y un criminólogo y al que el juez instructor ha otorgado el suficiente crédito como para ordenar esta nueva exploración.

El documento defiende que ese lugar del río es el más cercano a la casa donde se cometió el crimen y que se tardan apenas diez minutos en llegar empujando una silla de ruedas. Se establece un sencillo recorrido que cruza a través del Hospital Universitario Virgen Macarena. Existen indicios objetivos en el sumario del «caso Marta del Castillo» que sustentan la hipótesis que esboza el informe, como el testimonio del camarero que afirmó haber visto la noche del crimen a dos jóvenes empujando una silla de ruedas en una dirección compatible con la ruta que establece el documento presentado al juez.

Además, tras hacerse públicos los detalles del informe, un nuevo testigo se ha puesto en contacto con los investigadores. No se trata de ningún vidente, sino de una enfermera del propio hospital y su declaración viene a subrayar la lógica de buscar en la dársena del río Guadalquivir: «Aquella noche, en la que desapareció Marta, asistí a un concierto de música cofrade en la basílica de la Macarena que queda cerquita del hospital», apunta su testimonio al que ha tenido acceso LA RAZÓN. «Iba con dos personas más y al salir buscamos un bar para tomar algo. A la altura del Instituto Anatómico Forense vimos a tres individuos de negro, con las capuchas puestas empujando una silla de ruedas. Un de ellos era muy pequeñito. Me fijé que en la silla había algún bulto. Me dieron mala espina y pensé que quizá la habían robado. Íbamos detrás de ellos y de repente se les acercó una pareja y al más pequeño le dieron algo».

Antonio y Eva viven estos días con emoción contenida: «El informe no afirma que Marta esté en ese lugar de la dársena. Plantea una hipótesis lógica, pero sólo sus asesinos saben dónde escondieron a mi niña. Ojalá la encontremos, pero si no es así, la seguiré buscando siempre», apunta Antonio del Castillo.