INE
La nueva inmigración llega de China
Los ciudadanos del gigante asiático han desbancado a Ecuador dentro del «top 5» de nacionalidades que residen en España. El aumento de inmigrantes indica que se «está produciendo un cambio», ya que se vuelve a cifras previas a la crisis
Por primera vez desde 2009 llegan más extranjeros de los que se marchan, mientras se consolida la salida de españoles.
La inmigración se recupera en España. Los movimientos migratorios que ha registrado el Instituto Nacional de Estadística (INE) a lo largo del primer semestre de este año reflejan, como explican desde el mismo organismo, que «se está produciendo un cambio de tendencia, ya que es la primera vez que volvemos a las cifras migratorias registradas en 2009. ¿La clave está en la recuperación? Probablemente, como apuntan los demógrafos. «Sin duda está asociado a las buenas señales que aportan los indicadores económicos de nuestro país», destaca Julio Pérez, del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC.
Es cierto que, como indican los datos recogidos por el INE, la población de España disminuyó en 26.501 personas durante la primera mitad del año, pero el saldo migratorio negativo de 7.385 personas es el menos malo registrado desde 2009. Y, aunque siguen saliendo más habitantes de los que entran, la diferencia se ha reducido por un descenso de las personas que vienen de fuera y una menor bajada de las personas que deciden vivir fuera de nuestro país. «No siempre debemos fiarnos de los saldos, sobre todo porque si nos remontamos a los años previos al inicio de este siglo, esta cifra siempre ha sido negativa», afirma Pérez. A partir de 2004, la cifra se dio la vuelta y, en 2007, con una entrada de más de 700.000 personas alcanzaban números nunca antes vistos.
En aquel momento los extranjeros que entraban en España procedían sobre todo de Suramérica, especialmente de Ecuador. La situación actual es completamente distinta. Como explican a este diario desde el INE, «la población ecuatoriana lleva años desa-pareciendo. Muchos de ellos se han nacionalizado, pero ya están fuera del ‘top 5’». Algo similar está ocurriendo con los de origen colombiano y venezolano que también están descendiendo. No obstante, la tendencia hacia la que apuntan tanto desde el Instituto Nacional de Estadística como el demógrafo Julio Pérez es que el número de ciudadanos chinos que se instalan en España no deja de crecer y ya se ha colado dentro de esa lista de los cinco países con más emigrados instalados en nuestro país, por detrás de Rumanía, Marruecos, Reino Unido e Italia. Éste último también ha experimentado un importante crecimiento, pero, de acuerdo con los expertos, el movimiento entre países europeos está relacionado con la unión que existe entre los países desarrollados porque, como explica Pérez «existe una gran heterogeneidad entre los movimientos migratorios. No todos son de carácter laboral. No es lo mismo el joven marroquí de 16 años que busca una vida mejor, que el jubilado de Reino Unido que se instala en nuestro país».
La población china «está llegando a España de forma muy regular», subraya el demógrafo. Es más desde 2008 se han trasladado a nuestro país casi 84.000 personas. Aunque en los años centrales de la crisis, 2011, 2012 y, especialmente 2013, muchos chinos abandonaron nuestras fronteras, desde el año pasado las cifras se han vuelto a recuperar y en el primer semestre de este año el crecimiento relativo de este grupo de inmigrantes ha aumentado un 1,1 por ciento, la única nacionalidad, junto a Ucrania e Italia, que cuenta con un saldo positivo. «La población china ha sabido adaptarse y ocupar nichos laborales que los ciudadanos españoles o los de otras nacionalidades han descartado», sostiene el demógrafo. Y los expertos consideran que esta tendencia no va a dejar de crecer.
Estos buenos datos, como indica Pérez, son más que positivos porque «reflejan que el gran desastre de la crisis del empleo que se auguraba y que daba miedo, no ha sido tal».
Varón, de entre 25 a 34 años y con alta cualificación. Éste es el perfil del emigrado español cuya intención, de acuerdo con el demógrafo Luis Pérez «es la de regresar a España». Y es que, según los datos que hizo públicos ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE), siete de cada diez emigrantes no eran de nacionalidad española, si bien el número de ciudadanos que la tienen y que han decidido irse a lo largo de estos primeros seis meses ha aumentado y, aunque los datos son sólo semestrales, esta sería la cifra más elevada desde 2008. «Es cierto que nos debe preocupar la salida de jóvenes a los que hemos formado y en los que se han invertido muchos recursos, pero siempre que no lo vean como una experiencia laboral más y no tengan pensado regresar», apunta el experto. Como insiste Pérez, el perfil del empleo joven en España es el de la temporalidad y por eso, «mientras se recupera el trabajo es mejor que estos jóvenes formados busquen oportunidades fuera de nuestro país, porque la alternativa sería más costosa: se quedarían en España con los brazos cruzados», sostiene el demógrafo del CSIC. De acuerdo con un informe reciente sobre los movimientos migratorios en España durante la crisis que ha realizado Adecco, sólo uno de cada diez emigrantes era español. Según este estudio, en los últimos siete años se fueron de España 184.700 españoles frente a los 2,2 millones de extranjeros que también abandonaron nuestro país. En lo que respecta a inmigración, sólo el 5% de los que han entrado son de nacionalidad española.
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