Cambios climáticos
La nueva era climática: menos heladas y olas de calor más largas
La OMM alerta de que en 2015 se llegó a las temidas 400 partes por millón de CO2
La OMM alerta de que en 2015 se llegó a las temidas 400 partes por millón de CO2
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) alertó ayer de que los elevados niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera marcan el comienzo de una nueva era climática. Una amenaza estremecedora, ya que en 2015 la concentración de dióxido de carbono (CO2) alcanzó las temidas 400 partes por millón (ppm) y se disparó de nuevo en 2016, alcanzando nuevos récords. Un techo simbólico que conlleva que ya hay un 42,8% más de CO2 que en la era preindustrial o que se han duplicado los niveles de CO2 de la última glaciación del Cuaternario, cuando la biodiversidad era bien diferente. El problema es que nos adentramos en un terreno desconocido sobre cómo se va a comportar el clima a una velocidad de vértigo. En concreto, entre 1959 y 1968, el incremento anual fue de 0,79 ppm. Entre 1979 y 1988 el aumento ya es de 1,6 ppm. Entre 2009 y 2014, el incremento fue por primera vez mayor que 2: 2,093, pero es que en 2015 el aumento fue de 2,3 ppm, el mayor incremento anual desde que se tienen registros en 1959.
De hecho, el aumento de concentración de este gas impulsado por el episodio de El Niño ha sido tal que el año pasado la OMM pensaba que se iban a superar las 400 ppm en 2016, no en 2015. Este techo simbólico se había superado previamente, pero sólo durante ciertos meses del año y en algunoslugares, pero nunca antes sobre la base del promedio global para todo el año. En concreto, en 2014 ya se superó este valor en primavera en el hemisferio norte. También se superó en mayo de 2012 en algunos lugares del Ártico y en 2013. Pero la primera vez que se cruzó la barrera a nivel mundial fue en primavera de 2015, en marzo. Y es que durante esta estación es la época en la que la concentración de este gas suele ser más abundante, en concreto entre octubre y mediados de mayo, según los expertos de la Administración estadounidense Oceánica y Atmosférica (NOAA). El motivo es que en junio suele bajar la concentración debido a la mayor absorción de CO2 de las plantas durante la época de crecimiento.
Alcanzar las 400 ppm denota que, a pesar de los acuerdos para reducir las emisiones, globalmente no paramos de emitir, lo que conlleva que el vapor de agua y las nubes acusarán globalmente un incremento del calentamiento de la atmósfera casi tres veces superior al de los gases de larga duración, como el CO2 , el metano o el óxido nitroso, resultantes de actividades industriales, agrícolas y domésticas.
«El verdadero problema aquí es el dióxido de carbono, que permanece en la atmósfera durante miles de años y en el océano aún mucho más. Si no nos ocupamos de las emisiones de CO2, no podemos hacer frente al cambio climático ni limitar el aumento de la temperatura a 2 ºC con respecto al nivel preindustrial. Así pues, es de suma importancia que el Acuerdo de París entre en vigor el 4 de noviembre y que aceleremos su aplicación», manifestó el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.
Las leyes de la física no son negociables. De ahí la importancia del Acuerdo de París, que llega demasiado tarde. «Estamos en un momento más cerca del punto de no retorno. El acuerdo llega tarde. Y en el caso de España, nuestro país tiene que demostrar que va a reducir las emisiones», algo que por el momento no ha hecho, afirma por teléfono el doctor en Ecología Fernando Prieto, del Observatorio de Sostenibilidad. Esta entidad presentó ayer el «Informe cambio climático por comunidades autónomas», así como una estimación del aumento de emisiones en 2015.
España aumenta las emisiones
«En España las emisiones aumentaron en un factor del 118 en 2015, cuando en los 90 el factor era 100. Es el segundo año que aumentan las emisiones desde que comenzó la crisis, sobre todo por el modelo energético que tenemos basado en el carbón. En la UE, en cambio, el factor de emisiones ha mejorado, al pasar de 100 en los 90 a 77», explica Prieto. «Las evidencias de cómo está afectando el cambio climático son notorias. Donde más se percibe es en zonas de alta montaña en Pirineos, el Mediterráneo y la mitad sur peninsular. Por ejemplo, con la muerte masiva de bosques de coníferas en Andalucía, cambios de distribución de la vegetación...», precisa el geógrafo Carlos Alfonso. Otro ejemplo es que el cambio climático ha provocado que la temperatura del agua marina en Baleares haya aumentado 0,7 ºC. Y alcanzar las 400 ppm «provocará grandes cambios: la duración de las olas de calor serán mayores o se registrarán más noches sin heladas», añade.
✕
Accede a tu cuenta para comentar