Adicciones
SOS «babybotellón»
Los médicos de urgencias avisan del aumento del consumo de alcohol. «Estamos en niveles de alerta». En Valencia, cada año atienden a mil menores. Expertos denuncian que los padres no perciben el problema. Seis de diez creen que su hijo no bebe alcohol aunque vaya de botellón
Los médicos de urgencias avisan del aumento del consumo de alcohol. «Estamos en niveles de alerta». En Valencia, cada año atienden a mil menores. Expertos denuncian que los padres no perciben el problema. Seis de diez creen que su hijo no bebe alcohol aunque vaya de botellón
La muerte de la menor de 12 años por coma etílico el pasado martes en San Martín de la Vega (Madrid) ha revivido la polémica del exceso consumo de alcohol entre adolescentes. Una forma de diversión que lleva demasiados años asentada en toda España. «Los niveles que estamos alcanzando son para estar en alerta y tomar verdaderas medidas como las que se decidieron hace unos años para afrontar el problema de la violencia de género», asegura Juan Armengol, médico de Urgencias y presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes). «Sigue aumentando el consumo, como percibimos en los servicios de Urgencias y, por lo tanto, el número de intoxicaciones también crece», asevera. Y otro de los problemas derivados es que «los más jóvenes beben ‘‘garrafón’’ por lo que las intoxicaciones son más graves. Es como si tomaran veneno», añade el urgenciólogo.
Algunas cifras corroboran esta alarma. De acuerdo con el Servicio de Gestión de Drogodependencia y Otros Trastornos Adictivos de la Comunidad Valenciana, que incluye los datos de todos los hospitales, el pasado año casi mil menores fueron atendidos por los servicios de Urgencias por comas etílicos e indisposiciones. El dato concreto son 964 jóvenes y lo más preocupante es que la edad media ronda los 13 años, pero también se han registrado casos de niños de 8 y 12 años. Los casos están directamente ligados con los botellones porque se detectan, principalmente, entre el viernes y el domingo. Otro dato interesante que se extrae de los hospitales valencianos es que estos episodios son más frecuentes entre chicas que entre chicos. Este hecho va en consonancia con el que aparece en el último informe del Ministerio de Sanidad, «Encuesta Sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España 2014-2015» (Estudes) que indica que el 78 por ciento de las chicas reconoce haber consumido alcohol en el último año, mientras que entre ellos el porcentaje baja al 75 por ciento.
«Los casos que estamos viendo son de menores de 15 o 16 años y hasta los 20. Va en ascenso porque se ha ligado con el ocio y la diversión, por lo que es difícil de erradicar. Pero comas etílicos que terminen en muerte son muy pocos. Además, cuando uno de estos chicos pasa por una sala de urgencias se lleva tan mala experiencia que no suele repetir», añade Armengol. El Samur, por su parte, ha hecho una media de sus intervenciones y afirma que, de viernes a domingo, atienden unas 50 intoxicaciones etílicas, pero no tienen estimaciones por franja de edad. Lo que representarían unas 2.600 al año de viernes a domingo y sólo la mitad de estas intervenciones requieren hospitalización. Por su parte, el Summa, que atiende a toda la Comunidad de Madrid, no ha querido compartir sus datos.
Aunque los números de Estudes reflejan que el número de adolescentes que se emborrachan no ha variado en los últimos años, a los expertos les preocupa que las acciones que se implantan para reducirlo no estén sirviendo de nada. Dos de cada diez de entre 14 y 18 años reconoce haberse intoxicado en el último mes y cinco de cada diez afirma haber ido de botellón en el último año. «Tener un porcentaje tan elevado entre menores es preocupante, sobre todo por las consecuencias que puede generar entre ellos este consumo», afirma Maite Cortés, vicedecana de la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia y experta en adicciones. «El problema es que no estamos abordando el tema de forma integral y uno de los más importantes es el de la normalización del consumo porque siempre hay algún adulto que reconoce haber bebido en exceso en algún momento, y eso se transmite», sostiene. Durante la investigación que ha realizado sobre este tema en la que se incluyen entrevistas con padres, a Cortés le llama la atención que «seis de cada diez afirman que sus hijos no consumen alcohol, aunque éstos confirmen que hacen botellón». A la experta le preocupa que las medidas que proponen los progenitores para atajar el problema dependan de la Administración (charlas o medidas represivas, entre otras) y olvidan «el papel fundamental que juega la educación de los hijos».
En lo que respecta a si acuden o no menos niños a consulta por problemas con el alcohol, Francisco Pascual, coordinador de la Unidad de Conductas Adictivas de Alcoi y presidente de Socidroalcohol, explica que «no están acudiendo más niños porque la percepción de riesgo suele ser muy baja y, por eso, el problema se suele quedar en el ámbito familiar y si el niño va embriagado esperan a que se le pase para echarle la bronca pertinente y ya está», aunque el alcohol sea la droga más consumida en todos las edades. «Sólo se alarman si su hijo toma cannabis», añade.
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