Internet
¿Deben permitirse los móviles en las aulas?
La Unesco defiende “un uso apropiado de los móviles” en el aula en lugar de “prohibirlos”, al considerar que para aprovechar al máximo el potencial de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en la enseñanza conviene que cada estudiante cuente con su propio dispositivo, que “muchas veces ya lleva en el bolsillo”. Así lo declaró a Servimedia el jefe de la División de Políticas Sectoriales, TIC y Educación de la Unesco, Francesc Pedró, que inauguró este martes la 29 Semana de la Educación de Fundación Santillana. Por ello, indicó que “es importante garantizar una elevada calidad de la conectividad y de los servicios, aplicaciones y contenidos puestos a disposición de la comunidad educativa”.
Pedró explicó, sin embargo, que “la mera presencia de tecnología no mejora el rendimiento académico” de los alumnos en un aula, sino las técnicas pedagógicas con que esta se imparte. Tampoco se trata, añadió, de utilizar continuamente el móvil en clase, pero sí de aprovechar las posibilidades que ofrece para cumplir ciertos objetivos y realizar algunos ejercicios previamente pensados y definidos por el profesor.
A su juicio, “la prioridad política no debería pasar entonces por incrementar el uso de la tecnología como si se tratara de un fin en sí mismo”, sino que tendría que centrarse en conseguir “que los alumnos aprendan más y mejor”, y esto depende de “la calidad de las competencias profesionales de los docentes”.
Revolución silenciosa
Según Pedró, las TIC sí han supuesto “una verdadera transformación de la escuela, que se está dando entre bambalinas". Se trata, añadió, de una revolución “silenciosa, casi imperceptible pero real”. En los países europeos, una abrumadora mayoría de profesores son usuarios habituales de las TIC en su vida privada, pero cada vez son más los que emplean soluciones tecnológicas para la preparación de sus clases. También se prodiga el empleo de las TIC en tareas administrativas, prosiguió, incluyendo el creciente uso de plataformas que facilitan la comunicación con alumnos y familias fuera del horario escolar.
Mientras, los estudiantes no necesitan que nadie les explique cómo aprovechar la tecnología para dar salida a las tareas escolares, “aunque no lo hagan siempre de la manera deseable”, apuntó. En el trabajo docente “la tecnología ha hecho fortuna como herramienta de presentación”, pero “todavía queda mucho para la personalización del aprendizaje y aún mucho más para la tan deseable transformación de los procesos”, se lamentó Pedró.
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