Ley electoral
¿Tiene género el Congreso? Piden eliminar la palabra «Diputados»
Llega al Parlamento una Proposición No de Ley que plantea eliminar la palabra «Diputados» de la Cámara baja. Mientras el movimiento feminista lo apoya, los lingüistas discrepan de su necesidad: «Es una ocurrencia más».
«Si el Senado no se llama Senado de senadores, ni los ayuntamientos son de los concejales, ¿por qué al Congreso se le añade de los Diputados?». La pregunta la plantea Marta Sorlí, la portavoz de Compromís en la Comisión de Igualdad de la Cámara baja. Su grupo ha presentado una Proposición No de Ley (PNL) para «integrar el lenguaje inclusivo en los trabajos del Congreso». Según su exposición de motivos, «el lenguaje inclusivo representa la lucha por usar una comunicación más justa y menos violenta, esto es, un lenguaje que no sea utilizado contra nadie como arma de exclusión y opresión en la sociedad». Lo que buscan desde el partido valenciano es que se elimine el género de todos los trabajos que se realizan en el parlamento para que «cada vez que cojamos una carpeta, ésta no sólo haga mención a los hombres», asevera a este diario Sorlí. Eso sí, de lo que no son partidarios es del «desdoblamiento», es decir, «no queremos que se llame Congreso de los Diputados y las Diputadas, sólo Congreso, también por una cuestión de economía lingüística», explica.
Compromís lo que busca es que en la Cámara se utilice el término neutro: personas, «una fórmula que ya existe y que ayudaría a que todos se sientan parte de los trabajos que se realizan en el Parlamento», sostiene la diputada. La propuesta se debatió en el seno de la Comisión de Igualdad a través de una transaccional que presentaron junto a Podemos y al PSOE. En este texto no sólo se plantea la utilización de un lenguaje no discriminatorio e inclusivo en el trabajo que envuelve la vida parlamentaria, sino también a «a la formación de su personal funcionarial». Y es esta frase la que no ha permitido la aprobación en la Comisión, ya que, como explican desde Ciudadanos, «creemos que es conveniente que los servicios general de la Cámara hagan un informe para plantear si podemos aprobar este tipo de propuestas», dice Patricia Reyes, portavoz de Igualdad del grupo naranja. Y es que tanto este partido como el PP consideran que la propuesta puede invadir competencias y que debería ser la Mesa la que debe tomar las decisiones sobre esta materia. Por ello, se ha solicitado un informe jurídico que no estará listo hasta el nuevo año, lo que obliga a posponer la votación hasta la próxima Comisión de Igualdad.
El texto también plantea una modificación en la propia Constitución. «No es que queramos abrir el debate de la reforma constitucional por este motivo, sólo planteamos que se modifique en el texto de la Carta Magna una vez se lleve a cabo una reforma abierta», sostiene Solís.
La portavoz de Igualdad de la formación valenciana es consciente de que «esta PNL es un gesto simbólico con la que queremos evidenciar la discriminación que sigue presente». Sin embargo, para otros grupos, como Ciudadanos, «esta propuesta no da ningún paso adelante para conseguir la igualdad real, sino que es algo formal. Esta modificación no cambia la vida de las mujeres. No existe un sentir en la sociedad para que el Congreso cambie su nombre. Creo que nos deberíamos centrar más en resolver problemas como la brecha salarial o reducir el paro femenino», sostiene Reyes. Ella plantea la posibilidad de crear una comisión en la que participen expertos en el lenguaje y analicen «si es necesario realizar cambios en el Congreso». Así, la polémica está servida.
Marisa Soleto, presidenta de la Fundación Mujeres, valora positivamente la propuesta de Compromís, ya que considera que «no hacen más que cumplir la ley de Igualdad de 2007 que, en su artículo 14, determina la aplicación de un lenguaje inclusivo y no sexista. No están haciendo más que cumplir con la legislación vigente. Es más, todas las administraciones deberían revisar el lenguaje que utilizan para cumplir este mandato. Es un acto simbólico, pero que da contenido a la ley de igualdad». El único pero que pone Soleto es que «la iniciativa debería haber salido del seno del Congreso y no a través de una PNL. Es el Parlamento, como institución, el que debería haber buscado una nueva denominación».
Desde el mundo académico la postura no es tan favorable. «Me parece una ocurrencia más, con la que se están tapando cosas más importantes», asevera José Antonio Pascual, miembro de la Real Academia Española (RAE). El filólogo considera que «con este tipo de propuestas no se logra la igualdad». Pascual tiene claro que el lenguaje juega un papel fundamental «para hacer más visibles a las mujeres, poniendo en circulación nuevas formas femeninas de palabras». Las médicos ahora son médicas y eso «las refuerza». En lo que respecta al desdoblamiento, Pascual se muestra contrario: «Me parece innecesario. Dentro de poco se creará la figura de la persona que se dedica a desdoblarlo todo», bromea. Este lingüista ha dedicado gran parte de su carrera a estudiar la historia de nuestra lengua. «Hay elementos que cuando aparecen sorprenden, pero se terminan canalizando de forma natural». Este experto tiene la impresión de que «los desdoblamientos pueden no durar mucho».
El profesor de Lengua Española de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), Fernando Vilches, considera que «estos cambios están impuestos por la ideología de género y pueden llevar a que el idioma pierda su esencia». Insiste en que «la forma masculina ya funciona como denominación neutra. ¿Por qué cambiarlo?».
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