Redes sociales
Internet: Vamos a contar mentiras
Aunque Internet es una excelente herramienta de comunicación y conexión entre personas, también es una plataforma desde la que difundir noticias falsas o, lisa y llanamente, mentiras
Hasta hace relativamente poco tiempo, gigantes de Internet como la red social Facebook (léase también WhatsApp e Instagram) o Google (que lleva incluido en el paquete a YouTube) no tomaban medidas realmente serias en contra de las noticias falsas. Pero en estas últimas semanas algo ha cambiado. Probablemente la clave esté en un reciente post publicado por Mark Zuckerberg en su propia cuenta de Facebook en el que asegura que «después de las elecciones –de Estados Unidos–, muchas personas se preguntan si las noticias falsas contribuyeron de algún modo al resultado y con ello, cuál es nuestra responsabilidad para prevenir la propagación de noticias falsas. Éstas son preguntas muy importantes y que nos interesa resolver adecuadamente».
La preocupación por una posible influencia de este tipo de noticias en las elecciones que ganó Donald Trump tiene que ver con un estudio realizado por la página web Buzzfeed. En un post publicado por uno de los fundadores, Craig Silverman, se analizó la cantidad de interacciones (compartidas, likes o comentarios) que tuvieron las noticias verídicas y las falsas en Facebook. Y al comparar las 20 reales con las 20 inventadas más vistas, resultó que las últimas tuvieron 8,7 millones de interacciones en los tres meses previos a las elecciones, mientras que las publicaciones veraces, apenas sobrepasaron los 7 millones.
La respuesta, tanto desde Facebook como desde Google, ha sido dejar claro que no tolerarán ese tipo de información errónea y que van a apuntar directamente a los ingresos de las páginas webs que produzcan noticias falsas, impidiendo la publicación de anuncios en sus servicios de publicidad en línea.
Si bien se trata de una estrategia razonable, la realidad es que a lo largo del tiempo se verá infructuosa. Primero, porque en términos humanos es imposible rastrear en poco tiempo las páginas webs que producen contenido fraudulento (ya sea para obtener ingresos publicitarios con grandes titulares o afectar a la conciencia pública con datos falseados) y segundo, porque al relegar esta tarea a un algoritmo, la única opción que permitiría responder con cierta velocidad, se corre el riesgo de bloquear páginas como «El Mundo Today» o «The Onion» que, excepto contados casos, todos sabemos que son noticias de humor y, aunque falsas, no pretenden lograr ningún objetivo más allá de la risa.
Por lo tanto, la mejor solución, a corto y largo plazo, resulta ser una que a menudo es la respuesta para otros defectos asociados a Internet, como el abuso: la educación. Es la sociedad la que debe aprender a utilizar las herramientas adecuadas para distinguir una noticia falsa de una fiable. Porque si bien los periodistas a veces nos equivocamos, hay otros que «cometen errores» a propósito.
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