Asuntos sociales
Dar el móvil al niño para poder tomar en paz una cerveza
El juez Emilio Calatayud alerta del mal uso de los smartphones y dice que son una droga para los menores y un instrumento peligroso para cometer delitos
El juez de menores de Granada Emilio Calatayud advierte de que los móviles de última generación actúan como «una droga» para los niños y suponen además un «instrumento muy peligroso» para cometer hechos delictivos.
Así lo evidencia el incremento de ilícitos penales cometidos por menores a través de las redes sociales, que son los que más han subido junto al maltrato de hijos a padres, según ha detallado Calatayud en una entrevista concedida a Europa Press.
A su juzgado llegan menores que han usado los móviles y las redes sociales para «amenazar, acosar, atentar contra el honor, la intimidad e incluso extorsionar».
Esto no solo ocurre en el mundo virtual, pero la repercusión y publicidad que alcanza una amenaza o un acoso a través de las redes sociales es «tremenda» y esto conlleva una responsabilidad civil que acaban asumiendo los progenitores. De hecho, Calatayud ya ha condenado a padres a pagar 5.000, 10.000 y hasta 15.000 euros por los daños morales ocasionados.
«Ahí se dan cuenta de que tienen que controlar los móviles de sus hijos», lamenta el juez, quien aboga por la prevención, no exponiendo a los menores al uso de estos dispositivos a tan corta edad como se está haciendo y sin control, bajo la premisa de que también crean adicción.
«Yo nunca le he dado a mi hijo con dos años un cigarro y veo a padres que se están tomando una cerveza y para que el niño no les moleste les dejan el móvil o la tablet», relata y alerta de que además son «instrumentos peligrosos» para ser víctima de hechos delictivos por parte de otros menores o de adultos.
Calatayud, que ha juzgado a unos 19.000 chavales y es conocido por sus sentencias ejemplares, también se ha referido al consumo de alcohol entre los jóvenes, cada vez a edades más tempranas, lo que está vinculado en muchas ocasiones, junto a los estupefacientes, a la comisión de delitos y a secuelas psíquicas.
A su juicio, cuando ocurre un caso como el de la niña de 12 años fallecida por un coma etílico es que «ha fracasado todo» y «todos somos responsables», los padres que «estarán destrozados», los niños, los amigos de la niña que la dejaron beber, quien le suministró el alcohol o quien presenció a «una criatura de doce años bebiendo y no hizo nada».
En el caso concreto de Granada, ha celebrado que se haya cerrado el botellódromo pero ha llamado a vigilar que no se creen microbotellones y que «no se abran otros», como le puede ocurrir al Cerro de San Miguel, ha dicho.
«Los menores son niños y no podemos permitir que cualquier fiesta o evento social sea un botellón», ha agregado, abogando por abordar este tema «sin complejos ni historias».
EP
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