Ciencia y Tecnología

Las ciudades inteligentes ya están listas

Las «smart cities» serán determinantes para afrontar problemas urbanos relacionados con la sostenibilidad medioambiental o con los retos demográficos.

Las ciudades inteligentes ya están listas
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Las «smart cities» serán determinantes para afrontar problemas urbanos relacionados con la sostenibilidad medioambiental o con los retos demográficos.

Vehículos sin conductores circulan por carreteras libres de atascos entre calles iluminadas en función de su trasiego o de la hora del día hasta estacionar en aparcamientos que avisan de sus plazas libres. No es ninguna película de ciencia ficción. Ni tampoco un videojuego. Las ciudades inteligentes son una realidad que permite aprovechar de forma óptima todos los recursos que estén a su alcance y hacen partícipe al ciudadano de las soluciones a los problemas y desafíos a los que se enfrenta diariamente, debido a las nuevas formas de comunicación y cooperación que posibilita la tecnología.

Son capaces de lograr, entre otras ventajas, ahorros en las facturas, transportes públicos más rápidos o aplicaciones para hacer todos los trámites oficiales desde el móvil. En este sentido, lo que caracteriza a una ciudad inteligente es el uso estratégico de las infraestructuras y servicios de la información y la comunicación –las denominadas TIC– para mejorar la calidad de vida y asegurar un desarrollo sostenible económico, social y medioambiental.

Las «smart cities» permiten a sus habitantes interactuar con ellas y se adaptan en tiempo real a sus necesidades, gracias a la integración de sus infraestructuras con sistemas de gestión inteligente. No es cuestión de ofrecer conectividad gratuita sin plantearse cómo puede utilizarse esa conexión para brindar un valor añadido y personalizado a cada ciudadano. La clave de todas las aplicaciones y proyectos de estas ciudades reside en poner a disposición de la sociedad la información recogida a través de los diferentes sensores y dispositivos.

Nuevas funcionalidades

El desarrollo frenético de la tecnología, además de imparable, es hoy la herramienta con mayor potencia para resolver los retos urbanos más importantes. Los ciudadanos necesitan que la Administración asuma el desafío tecnológico como una constante estratégica para conseguir ciudades más flexibles, adaptables a nuevas formas de vivir y trabajar, que posibiliten aproximaciones creativas al espacio público, con nuevas funcionalidades y usos. Es decir, ciudades resilientes, sostenibles e inclusivas.

Las «smart cities» serán determinantes para afrontar problemas urbanos del siglo XXI relacionados con la sostenibilidad medioambiental o con los retos demográficos. Las nuevas tecnologías facilitan servicios de asistencia social y de salud pública, contribuyen a la mejora de la eficiencia energética, aumentan la movilidad y estrechan las relaciones entre ciudadanos y administraciones. Y es que cualquier servicio urbano es susceptible de mejora gracias a las TIC.

«La ciudad inteligente debe entenderse como una oportunidad que responde a una necesidad». Inés Leal, directora del Congreso Ciudades Inteligentes, en Grupo Tecma Red, recuerda que ya hay soluciones para hacer las ciudades más inteligentes en alumbrado público, recogida de residuos urbanos, limpieza viaria, transporte bajo demanda y compartido, vehículo eléctrico, contadores eléctricos inteligentes, administración electrónica, gobierno abierto, teleasistencia...

Una innovación que ayudará a un cambio conceptual en la forma de moverse es la del vehículo autónomo, o «sin conductor», que será una realidad en un periodo de tiempo cercano. Leal revela que, a día de hoy, el 65% del espacio público de las urbes está ocupado por vehículos, por lo que la conducción autónoma reducirá el número de coches y, por ende, cambiará el diseño de las ciudades.

Si en 2050 el 67% de la población mundial vivirá en ciudades, en Europa es probable que para 2020 el 80% de sus habitantes resida en zonas urbanas y periurbanas. «Las ciudades inteligentes son imprescindibles para afrontar estos desafíos, permitiendo asumir el incremento de población sin dejar de ser sostenibles. La inteligencia permitirá una gestión eficiente de esos servicios urbanos y sociales con una visión integrada global basada en datos y necesidades reales», apostilla la directora del Congreso Ciudades Inteligentes.

Por su parte, Concepción Gamarra, alcaldesa de Logroño y vicepresidenta de la Red Española de Ciudades Inteligentes, afirma que la concentración de la población debe llevarnos a asegurar una gestión de los recursos más consciente y responsable para garantizar la sostenibilidad del planeta. Pero no se refiere únicamente a cuestiones medioambientales, sino a transformaciones en la prestación de servicios, en la planificación de las infraestructuras, en la relación entre los ciudadanos... Asimismo, resalta que «se trata de gestionar mejor, de ser eficientes y eficaces en la gestión de los servicios públicos».

Los proyectos de «smart cities» pueden nacer desconectados de la realidad cuando se conciben como iniciativas para facilitar el trabajo de la Administración en lugar de pensar en el beneficio que aportará al ciudadano. Enric Bono, director de Soluciones IT en T-Systems Iberia, sostiene que las ciudades son grandes procesadoras de datos que provienen de sensores urbanos, entre otras fuentes, a los que hasta ahora no se les sacaba partido para mejorar la vida de los vecinos. En cualquier caso, lamenta que en ocasiones el enfoque economicista enturbie el verdadero objetivo de un proyecto de ciudad inteligente. «La meta no es ahorrar costes, sino ofrecer un mejor servicio al ciudadano», sentencia.

MOVILIDAD URBANA

El impulso renovador de España como «país inteligente» ha sido encabezado por las ciudades. PP y Ciudadanos se comprometieron en el acuerdo de investidura a convertir en inteligentes todas las localidades de más de 50.000 habitantes con el objetivo de garantizar la sostenibilidad y facilitar la movilidad urbana. En este sentido, dentro de la «smart city» surgirá el concepto de la movilidad inteligente, por el que las personas podrán elegir cómo quieren desplazarse de un punto a otro dependiendo de cada momento y situación. Sea como fuere, el coche seguirá jugando un papel destacado en ese nuevo escenario. Volkswagen, por ejemplo, ha presentado recientemente el I.D., un vehículo eléctrico que estará en las calles en 2020 y que permitirá la conducción autónoma en 2025. Este modelo podría ser concebido como el coche de la ciudad inteligente, puesto que interconectará las personas, los automóviles y su entorno.

Contenido ofrecido por Volkswagen