Telefonía
Un cortocircuito en las baterías incendió los Galaxy Note 7
Samsung endurece las medidas de control para evitar futuros fallos en los acumuladores tras los problemas de diseño y producción.
Samsung endurece las medidas de control para evitar futuros fallos en los acumuladores tras los problemas de diseño y producción.
La noticia de que los Galaxy Note 7 se incendiaban espontáneamente durante el proceso de carga corrió como la pólvora entre amantes y detractores de la tecnología. Se barajaron muchas hipótesis, algunas que podían hacer tambalear al mayor fabricante de los teléfonos móviles del mundo. Tras meses de silencio y especulaciones, ayer la compañía anunció en Seúl los errores detectados en una investigación que ha tenido a 700 ingenieros y técnicos haciendo pruebas con 200.000 dispositivos acoplados y unas 30.000 baterías de ion-litio. La conclusión es que en la batería de los primeros Galaxy Note, fabricada por Samsung SDI, el electrodo negativo fue desviado erróneamente hacia la esquina superior derecha de la batería y, además, la punta del electrodo negativo fue puesta incorrectamente en la curva, no en un área plana. «Se trató de un problema de diseño», precisa Francisco Hortigüela, director de comunicación, relaciones institucionales y ciudadanía corporativa de Samsung España.
Este fallo es el que motivó que los dispositivos se incendiaran, por lo que la multinacional ofreció a los compradores del dispositivo el reemplazo de la unidad con una batería fabricada por otro proveedor.
Pero, de nuevo, también hubo averías que llevaron a Samsung a dejar de fabricar este modelo. El error en la batería de respuesto del Galaxi Note 7 fue de producción y de pruebas de calidad: hubo unidades que se hicieron sin la capa de aislamiento necesaria, lo que causó los cortocircuitos. «Fue un problema de producción. Hubo problemas con el aislante», afirma Hortigüela, que hace hincapié en que «no hubo problemas de falta de espacio, ni de software, ni de ensamblaje».
El estudio de Samsung, avalado por las consultoras estadounidenses UL y Exponent, y la empresa alemana de inspección técnica y certificación TÜV Rheinland (independientes de la multinacional), descarta, por tanto, las múltiples teorías previas de los expertos.
Pero ¿cómo pudieron salir al mercado estas unidades? Precipitación, falta de controles de calidad... cualquier teoría es posible. «Se hicieron controles, y durante los mismos no se detectó ningún error. Se han producido 330 casos sobre 3,6 millones de unidades vendidas. Esto es una de cada 11.000 unidades», precisa Hortigüela. Unos fallos que han causado a la multinacional unos costes de aproximadamente 4.863 millones de euros y que han mellado la imagen de la firma. Aunque también les ha servido para aprender de los errores cometidos.
La multinacional tecnológica ha implementado toda una serie de procesos de control de calidad de las baterías. «Antes hacíamos dos pasos y ahora ocho para mejorar la seguridad de las baterías, pruebas a las que se someten dentro y fuera del dispositivo. También se realizan revisiones por rayos X y hemos mejorado nuestros algoritmos de protección de software que regulan la temperatura, la corriente y la duración de la carga de la batería», precisa Hortigüela. Además, «se ha creado un Grupo Asesor de Baterías formado por asesores externos, expertos académicos e investigadores, para garantizar la seguridad y la innovación relativa a las baterías.
Todo lo aprendido «lo compartiremos con la industria no sólo de dispositivos móviles, sino también con toda la industria que utilice baterías de litio-ion para mejorar nuestra calidad y seguridad», añade.
Y es que aprender de los errores es de sabios, aunque sea a la tercera: «Hoy, más que nunca, estamos comprometidos de cara a ganarnos la confianza de los consumidores», afirmó Koh Dong-jin, presidente de la Unidad de Negocio de Comunicaciones Móviles de Samsung Electronics, durante la presentación en la que pidió disculpas y dio las gracias a los usuarios del Galaxy Note7, las operadoras móviles, los «partners» comercializadores y distribuidores y los socios de negocio por su paciencia y apoyo.
Ahora, sólo falta saber la respuesta que tendrán los ciudadanos cuando la firma surcoreana lance al mercado el Galaxy S8, cuya presentación no será en el Mobile World Congress (MWC) de Barcelona.
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