Toros
Fortes impone su ley de la verdad en Las Ventas
El diestro malagueño dio una vuelta al ruedo en el segundo de la tarde
El diestro malagueño dio una vuelta al ruedo en el segundo de la tarde en la sexta de la feria de San Isidro en Madrid.
Las Ventas (Madrid). Se lidiaron toros de la ganadería de Lagunajanda. 1º, de buena condición pero muy flojo; 2º, va y viene, pero irregular y embiste por dentro en ocasiones; 3º, humilla mucho y repone, toro bueno con sus complicaciones; 4º, de buena condición pero bajo mínimos; 5º, noble pero de nula transmisión; 6º, desigual en las embestidas y a menos. Más de media entrada.
► Juan del Álamo, de tabaco y oro, estocada desprendida (silencio); pinchazo, estocada (silencio).
► Jiménez Fortes, de azul y oro, buena estocada, aviso (vuelta al ruedo); estocada, aviso, descabello (silencio).
► Román, media estocada, nueve descabellos, aviso (saludos); pinchazo, estocada, aviso, tres descabellos (silencio).
Crónica
Con todas las cornadas que lleva, con el cuerpo cosido a heridas, con las múltiples amenazas de muerte, salvado a última hora, en última instancia, el milagro sucedido, comprendido, agradecido sobre todo en los corazones cercanos, sufridos, sufridores, esa madre torera...Con la trayectoria sangrienta de Jiménez Fortes impone verle ponerse delante del toro y volver a jugársela como si tuviera las cuentas saldadas y a cero. Con un pase cambiado por la espalda de rodillas comenzó su faena al segundo Lagunajanda de la tarde. Impávido. Convencido. No había hecho el toro cosas como para estar muy tranquilo, tenía esa chispa que te mantenía alerta, incierta la embestida, el desenlace de ella. Se tragó aquel muletazo inicial y unos cuantos más, aunque intercaló en todos ellos las embestidas medio largas con otras por dentro. La faena de Jiménez Fortes fue irregular pero el denominador común fue la entrega y la verdad a la hora de plantar cara al toro. Jamás rectificó, no asomó ni una duda, ni aunque tuviera motivos. Las bernadinas finales cambiando el viaje al toro fueron de órdago. Al alcance de pocos. Y la estocada, también. Hubo mucha verdad en Fortes. Verdad en las cercanías. Está de vuelta. Pocas vías le dejó abiertas un quinto que tenía pitones para regalar, pero poco más en el interior para sumar faena. Nobleza, sin continuidad y poca transmisión. Fortes apuró las arrancadas, buscó en el arrimón la justificación a todo su pundonor y se fue largo; más larga era su ambición frustrada.
Román lo dio todo con el tercero. Eso es incuestionable. Luego entramos en los matices, que para eso están y de ellos vivimos. Se entregó de tal manera que las cogidas se sucedieron, toreando primero, al final con la espada, palizón y milagroso salir indemne de ahí. La faena del toro fue inquietante, porque tuvo miga siempre. Descolgó mucho el animal, humillaba en el viaje y viajaba largo cuando le empujaban a ir. Tenía sus teclas, sus complicaciones, reponía, se quedaba corto a la mínima. Muchos matices, mucha tela. Román puso sobre la arena todo lo que tenía y encontró algún natural muy bueno, muy largo y mucha verdad después. La estocada, cogida también, y un recital de descabellos que desmereció. Desigual fue el sexto y muy a menos. Batalleó la faena Román de principio a fin pero quedaba poco eco de lo que ocurría en el ruedo, y acabó por dilatarse en el tiempo.
Era a priori una tarde extraña, no parecía San Isidro. Faltó ambiente por fuera. Ya se sentía. Se presentía. Y se vio nada más sentarnos. Mucho cemento para ser la Feria. La nuestra. El primero de la tarde para cerrar el círculo de las desavenencias perdió las manos, flojo de remos, justo de espíritu, Lagunajanda a medio gas, imperdonable en este ruedo. Y quiso meter el toro la cara, y lo hizo con calidad, pero cierto es también que intercaló su buena intención con rodar por la arena. Entre palmas de tango transitó la faena de Juan del Álamo. Voluntad, lo dejamos ahí, en una faena de largo metraje. Qué dura es esta plaza. Una gran cara tapaba al cuarto, que quiso tener buena condición pero su falta de poder le limitó. A él y al torero. Sin opciones. Fortes se había llevado la tarde. No fue el triunfo su pasaporte, sí una manera de ser, de estar. La ley de la verdad.
Así se lo hemos contado toro a toro
Quinto toro
Fortes se esmera con un deslucido quinto
No tuvo muchas opciones el quinto, que fue noble pero le faltó repetir en el engaño y sobre todo transmitir. Fortes insistió, quiso justificarse, y se alargó en la faena en la cercanía de los pitones. Fue silenciada su labor.
Cuarto toro
Juan del Álamo, discreto con deslucido cuarto
Se tapaba el cuarto toro por la cara y además de pitones poco tuvo. Llegó a la muleta con buen ritmo pero poquísima fuerza y poder. De ahí que la faena de Juan del Álamo no pasar de discreta y fuera silenciado.
Tercer toro
Saludos de Román en el tercero
Saludó Román a pesar de que se alió el descabello en su contra. Fue una faena desigual pero nunca perdimos el interés. Humilló el toro una barbaridad, también reponía, entre una cosa y la otra anduvo el reto. No volvió la cara jamás y sufrió un par de cogidas de milagroso desenlace.
Segundo toro
Entrega absoluta y vuelta al ruedo de Fortes
Jiménez Fortes se entregó de principio a fin, con verdad, valor y pureza. Fue desigual el toro, en una embestida pasaba y a la otra se quedaba por abajo. Tuvo mucho mérito toda su faena que no dejó impasible a nadie, mucho menos en el final con unas inquietantes bernadinas. Gran estocada final. Se le pidió la oreja y dio la vuelta al ruedo.
Primer toro
Juan del Álamo, silencio en el primero
Juan del Álamo se las vio con un primero “Pájaro”de nombre de 530 kilos y de la ganadería de Lagunajanda, que tuvo buena condición pero muy flojo de remos. Deslucido de juego para el triunfo. Lo intentó Juan del Álamo, que abrió plaza, en una faena con más voluntad que gloria.
Enviado desde mi iPad
Comienza la sexta de la feria de San Isidro
Con menos público de lo habitual, da comienzo la sexta corrida de la Feria de San Isidro. Se lidiarán seis toros de Lagunajanda para el salmantino Juan del Álamo, Jiménez Fortes y Román.
✕
Accede a tu cuenta para comentar
Pasividad ante la tragedia