
Cultura
El Castillo Templario más grande de Europa está en España
Un total de 8.000 metros cuadrados conforman esta impresionante fortaleza

Los castillos se han convertido en uno de los principales atractivos turísticos de España. Cada vez son más los visitantes que organizan sus vacaciones en torno a estos monumentos. Tal es así que las administraciones, tanto locales, como regionales como nacionales, hacen cada vez más esfuerzos para mejorar el estado de conservación de estos edificios. Algunos de los mejores maestros de este tipo de edificaciones fueron los "Caballeros Templarios", y dada su implicación con nuestro país, han dejado algunos ejemplos de construcción que hoy día son un auténtico referente cultural y turístico, hasta el punto que el Castillo Templario más grande de Europa se encuentra en nuestro país.
La Orden de los Pobres Compañeros de Cristo del Templo de Salomón, también llamada la Orden del Templo, cuyos miembros son conocidos como Caballeros Templarios, fue una de las órdenes monásticas militares católicas más poderosas de la Edad Media. Se mantuvo activa durante algo menos de dos siglos. Fue fundada en 1118 por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payns tras la Primera Cruzada. Su propósito original era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaban a Jerusalén tras su conquista (principalmente desde la ciudad portuaria de Jaffa).
La orden fue reconocida por el patriarca latino de Jerusalén Garmond de Picquigny, que le impuso como regla la de los canónigos agustinos del Santo Sepulcro. Esta regla, dentro del contexto templario, es conocida como Regla latina. Aprobada oficialmente por la Iglesia Católica en 1129, durante el Concilio de Troyes, la Orden del Templo creció rápidamente en tamaño y poder. Los Caballeros Templarios tenían como distintivo un manto blanco con una cruz ancorada roja sobre él.
En España, en la Corona de Aragón la orden comienza su implantación en la zona oriental de la península ibérica en la década de 1130. En 1131, el conde de Barcelona, Ramón Berenguer III, pide ingresar en la orden. En 1134, el testamento de Alfonso I de Aragón cede su reino a los Templarios, junto a otras órdenes, como los hospitalarios o la del Santo Sepulcro.
Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona y príncipe de Aragón, pronto alcanzaría un acuerdo con los Templarios para que colaboraran en la Reconquista: la concordia de Gerona, en 1143. Por ella recibieron los castillos de Monzón, Mongay, Chalamera, Barberá, Remolins y Corbins, junto con la Orden militar de Belchite de Lope Sanz.
Como en toda Europa, la orden se enriqueció con numerosas donaciones de padres que no podían dar un título nobiliario más que al hijo mayor, y buscaban cargos eclesiásticos, militares, cortesanos o en órdenes religiosas. En 1148, por su colaboración en las conquistas del sur del Patrimonio del Casal de Aragón, los Templarios recibieron tierras en Tortosa y en Lérida. Tras una resistencia que se prolongaría hasta 1153, cayeron las últimas plazas de la región y los templarios recibieron Miravet, en una estratégica situación sobre el río Ebro.
Tras la derrota de Muret, que supuso la pérdida del imperio transpirenaico aragonés, los Templarios se convirtieron en custodios de Jaime I el Conquistador. Los Templarios se mantuvieron fieles al rey Pedro III de Aragón, permaneciendo a su lado durante la excomunión que sufrió a raíz de su lucha en Italia contra los angevinos de Francia. Finalmente, se asentaron en Aragón gracias a la absorción de la Orden del Santo Redentor, de Teruel, en 1196, que a su vez se había beneficiado de la disolución de la Orden de Monte Gaudio en 1188.
Por su parte, en la Corona de Castilla, los Caballeros Templarios ayudaron a repoblar zonas conquistadas por los cristianos, creando asentamientos en los que edificaban ermitas bajo la advocación de mártires cristianos, como es el caso de Hervás, población del Señorío de Béjar.
Ante la invasión almohade, los Templarios lucharon en el ejército cristiano, que venció en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), junto a los ejércitos de Alfonso VIII de Castilla, Sancho VII de Navarra y Pedro II de Aragón. En 1265, colaboraron en la conquista de Murcia, que se había levantado en armas. En recompensa, recibieron Jerez de los Caballeros, Fregenal de la Sierra, el castillo de Murcia y Caravaca.
Castillo de Ponferrada
Pues muchas fueron las construcciones que los Caballeros Templarios llevaron a cabo, pero hay una fortaleza que sobresale por encima de todas, ya que es el castillo más grande de Europa. Ese no es otro que el de la capital de El Bierzo, el de Ponferrada. El Castillo de los Templarios de Ponferrada está considerado como el más notable del noroeste de España Sus orígenes prehistóricos lo relacionan con un asentamiento durante la primera Edad del Hierro. Su privilegiada situación lo convirtió en un recinto amurallado con diferentes dependencias en su interior. Un total de 8.000 metros cuadrados conforman los restos históricos de esta impresionante fortaleza.
Siglos de Historia aguardan entre las murallas del Castillo de los Templarios. Los trabajos arqueológicos han sacado a la luz antiguas pallozas con estructuras perfectamente delimitadas. Actualmente está aprobada la acometida de nuevos trabajos de investigación en el Castillo Viejo que sin duda aportarán nuevos y sorprendentes datos del Castillo.
Los restos encontrados en el interior del Castillo datan sus orígenes en un antiguo asentamiento de la primera Edad del Hierro. Esta situación estratégica y defensiva fue utilizada durante siglos por diversos pobladores, ya que su elevada ubicación y la escarpada ladera del río Sil servían de protección natural ante posibles asaltos.
En el siglo I, uno de los doce apóstoles, Santiago el Mayor, llamado Hijo del Trueno, cruzaría el Mediterráneo para predicar el Evangelio en Hispania (España y Portugal). Concluida su misión, regresaría a Jerusalén, donde el rey Herodes de Agripa I le daría muerte en el 44 d.C. Se cree que dos de sus discípulos regresarían su cuerpo a Galicia, donde sería finalmente enterrado. Según la tradición, en el siglo IX el obispo Teodomiro encontró su tumba, dando origen al Camino de Santiago. Durante el siglo XI comienzan las obras de la catedral de Santiago sobre los restos de la tumba del apóstol y la Ruta Jacobea se convierte, tras Jerusalén y Roma, en una de las tres grandes peregrinaciones de la cristiandad.
Mientras, en Ponferrada, el obispo Osmundo manda construir un puente reforzado con hierro (Pons Ferrata, hacia 1090) para facilitar el cruce del río Sil a los peregrinos. En las inmediaciones del puente varios grupos de personas comienzan a asentarse en lo que siglos más tarde daría lugar a la ciudad de Ponferrada.
La llegada de los Templarios marca un hito en el Castillo. Su presencia, ligada a intereses políticos y religiosos, dejará una huella imborrable que hoy en día sigue viva. A principios del siglo XIII, el señorío de Ponferrada es cedido por el rey de León Alfonso IX a los templarios. Extienden así su poder hasta el castillo de Cornatel y nace la leyenda de un pasadizo secreto que comunicaba ambas fortalezas. Guido de Garda, Maestre Templario, será uno de los primeros tenientes del Castillo de Ponferrada.
Una leyenda popular cuenta como antes de abandonar Ponferrada, los templarios descubren la imagen de una Virgen en el interior del tronco de una encina. Dicha talla pasó a ser venerada como la Virgen de la Encina, actual patrona de Ponferrada y del Bierzo, que preside el altar de la Basílica de la Encina, levantada esta sobre los restos de la antigua iglesia medieval de Santa María (siglo XII).
A finales de 1307 el Papa ordena apresar a todos los templarios y confiscar sus bienes. Ante tal imperativo, meses más tarde se persona en Valladolid el maestre de la Orden del Temple, Rodrigo Yáñez.En tal encuentro, acuerda con la reina María de Molina la entrega de los castillos de la orden en cierto plazo.
A pesar de dicho acuerdo, el maestre mantiene otra reunión con el infante Don Felipe al cual entrega, entre otros bienes, los derechos sobre Ponferrada. El tío del rey Fernando IV, el infante don Juan, se opone a que Ponferrada sea del infante Felipe y reclama para el rey dicha propiedad.
Con el objetivo de poner fin a este conflicto, la reina madre María de Molina se reúne en León con su hijo Felipe donde la previene de la acusación que en nombre del Papa recae sobre los templarios. Las cartas del pontífice Clemente V ordenan al rey Fernando IV y a su madre, María de Molina, detener a todos los frailes del Temple y confiscar sus bienes. Ante tal situación don Felipe entrega Ponferrada al rey Fernando IV, junto con el resto de propiedades otorgadas por el maestre templario: los castillos de Alcañices, San Pedro de Latarce y Haro. Tras este acuerdo de 1308 la Corona recupera la posesión de Ponferrada y su castillo. La misteriosa muerte del rey, el 7 de septiembre de 1312 en Jaén, da lugar a su sobrenombre “el Emplazado”.
Tras la disolución de la Orden del Temple, Fernando IV requisa todos sus bienes que, a su muerte, pasarán a manos de su sucesor Alfonso XI. De manos del rey, Pedro Fernández de Castro asume el señorío de Ponferrada en 1340 y dará comienzo a la construcción, en un extremo de la fortaleza, del Castillo Viejo con la Torre del Homenaje Viejo. Su escudo familiar permanece entre sus piedras. El resto del espacio interior amurallado estaría conformado por un complejo conjunto de edificios habitados por vasallos y gentes de armas.
La falta de sucesión hace que los bienes reviertan nuevamente en la Corona de donde pasarán al Duque de Arjona, el cual dejará constancia de su presencia en el Castillo Viejo con la construcción de una nueva torre: Torre del Duque de Arjona. Pero el más importante de todos cuantos señores habitaron en el Castillo fue sin duda Pedro Álvarez Osorio, primer Conde de Lemos. Siendo dueño del señorío de Ponferrada, acometería durante el siglo XV la mayoría de las ampliaciones del Castillo:
- Durante el siglo XV se levantarán las cinco torres actuales: Moclín, Caracoles, Cabrera, Malvecino y Malpica.
- La entrada principal con todo su sistema defensivo.
- Las rondas de la muralla, la mina y cueva de acceso al río Sil (Cueva la Mora).
- La Torre del Homenaje en el Castillo Viejo.
- La construcción del Palacio Nuevo para su uso como dependencias señoriales. Parte del mismo se cimienta sobre antiguos restos templarios del siglo XII.
Para evitar las continuas disputas y problemas entre los herederos del Conde de Lemos, los Reyes Católicos asumen el poder sobre la fortaleza. Durante siglos la fortaleza pasa a estar gobernada por un corregidor elegido por la Corona. En 1558 el señorío de Ponferrada recae en los descendientes del Conde de Lemos, los marqueses de Villafranca. Los cuales asumirán el gobierno de estos bienes hasta el siglo XIX.
Con la llegada de la época moderna el Castillo de los Templarios vivió sus peores años. A punto de convertirse en ruina, finalmente fue protegido como Monumento Nacional en 1924 y posteriormente catalogado como BIC (Bien de Interés Cultural). El abandono de la fortaleza es tal que en 1994 se cierra al público por peligro de hundimiento. Se constata entonces como obligada la puesta en valor, defensa y recuperación del Castillo. De esta forma, promovido por el Ayuntamiento de Ponferrada y de la mano del arquitecto Fernando Cobos Guerra, surge a partir de 1994 el Plan Director. Tuvo como objetivo acometer la labor de esclarecimiento histórico y de recuperación de los espacios degradados del Castillo, respetando la planimetría original.
A esto se suma que durante el siglo XX el Camino de Santiago resurge con fuerza gracias a un esfuerzo común para poner en valor este recorrido. A los motivos religiosos se unen los valores culturales, espirituales y deportivos que convierten a la Ruta Jacobea en el Primer Itinerario Cultural Europeo. Actualmente el Castillo de los Templarios ha recuperado el protagonismo e importancia de épocas pasadas y se ha convertido en el emblema más representativo de Ponferrada.
Estructura
En el recinto del castillo, con forma de polígono irregular, se distinguen dos partes diferenciadas: la parte norte, del siglo XII, y el resto, construido a lo largo del siglo XV, con algunas obras realizadas en los siglos XIX y XX. En tiempos pretéritos el castillo estuvo rodeado por un foso, excepto en el lienzo noroccidental, donde el río cumplía esa misma función.
En el interior existe un grupo de fortificaciones del siglo XII de origen templario: los restos de una barbacana en el acceso a un patio, al que abren la torre elíptica, parte del paseo de ronda, una torre que tuvo tres pisos, la torre del Malvecino y otra torre en la que destaca una puerta de arco apuntado, de gran valor artístico.
La fachada noroeste constituye un parapeto corrido que termina en la torre del Moclín, de planta hexagonal irregular. Bajo él se abría una nueva ronda que defendía el subterráneo que unía el castillo con un aljibe, situado en una torre Albarrana.
La portada principal, de mampostería, está compuesta por dos torreones que flanquean un amplio arco de medio punto. Tras este arco se alzaban las puertas de acceso al patio en el que, a la izquierda, se sitúa la torre del Homenaje, desde la que se accede al patio de armas.
Antes de entrar en el patio hay un recinto defensivo que conduce a la torre Cabrera, situada al sur y comunicada con la primera línea defensiva del lado este, en cuyo punto medio se alza una torre semicircular, destinada a calabozos y a la comunicación con la segunda línea de defensa. El paramento continúa hacia el norte, encontrándose otra torre cuadrada, antes de acceder a la torre de Malvecino, del siglo XV.
En el patio de armas, adosadas a otra línea defensiva, se encuentran varias dependencias, como la Galería de los Azulejos, derruidas y cubiertas de escombros debido a que 1811 una orden de la Regencia del Reino manda que vuelen las dependencias interiores (el daño no debió ser muy grande porque en 1815 se ofreció en sus salones un baile de sociedad) y a que desde que en 1848 el Ayuntamiento de Ponferrada, con la oposición frontal de la Comisión de Monumentos de Ponferrada, la empezase a utilizar como cantera local, llegando a volar sus muros en 1923 para la construcción de un campo deportivo.
Horarios de Visitas
- Del 1 Noviembre al 28 Febrero: De Martes a Domingo de 10 a 14 y de 16 a 18 horas.
- Del 1 Abril al 30 de Septiembre: De Martes a Domingo de 10 a 14 y de 16,30 a 20,30 horas.
Precios
La entrada al Castillo de los Templarios es gratuita todos los miércoles del año, así como los titulares de la tarjeta Ciudadana de Ponferrada y Días Especiales como Día de Castilla y León (23 de abril), Fiesta Nacional de España (12 de octubre) y Día de la Constitución (6 de diciembre).
El precio de la entrada general es de seis euros, y hay otro de un precio reducido de cuatro euros para los titulares del carnet joven o del carnet de estudiante en vigor, los titulares de tarjeta de desempleado, los titulares de tarjeta de jubilado, los grupos de asociaciones o entidades sin ánimo de lucro, de naturaleza cultural o solidaria, siempre que sean superiores a 15 personas, los grupos organizados de estudiantes matriculados en centros de enseñanza reglada radicados fuera de la Comarca del Bierzo que sean mayores de 13 años, y los titulares de credencial de peregrino actualizada.
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